domingo, 30 de junio de 2024

Andy Pereira

 

“Hay cosas que te brinda el deporte que son más valiosas que una medalla”

 

Entrevista y fotografía por Gianmarco Farfán Cerdán

 

El cubano Andy Mariano Pereira Diez (La Habana, 1989) es una leyenda del deporte en su país natal. Considerado el mejor exponente del tenis de mesa en toda la historia de Cuba, su cosecha de éxitos internacionales es realmente extensa y valiosa. Campeón panamericano de dobles varones (junto a Jorge Moisés Campos) en Santiago 2023 y subcampeón individual en la misma cita deportiva (solamente el extraordinario Hugo Calderano, que fue número 3 del mundo, pudo vencerlo en la final). Campeón individual en los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 (superó al puertorriqueño Brian Afanador en la final por 4 sets a 1). En la misma competencia ganó el oro en dobles varones (junto a J. M. campos). Además, participó en los Juegos Olímpicos Londres 2012 y Río 2016, así como en los campeonatos mundiales Budapest 2019 y Busan 2024.

En mayo último vino a Lima al torneo preolímpico ITTF Americas Qualification Event 2024, que fue organizado por la Federación Deportiva Peruana de Tenis de Mesa y se realizó en el Polideportivo 3 de la Villa Deportiva Nacional (VIDENA), buscando conseguir un cupo para las Olimpiadas de París. Objetivo que logró tras vencer en la final al ecuatoriano Alberto Miño por 4 sets a 2. Igualmente, fue campeón (con J. M. Campos) en dobles varones, campeón por equipos y subcampeón individual en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. Asimismo, fue campeón individual y subcampeón por equipos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014. Por cierto, en marzo último, ganó en dobles varones (junto a J. M. Campos) el torneo WTT Feeder Beirut 2024, en Líbano. Fue campeón latinoamericano en Guatemala 2019 en individuales, dobles varones y por equipos. También fue ganador del bronce por equipos en los Juegos Panamericanos Lima 2019 y Guadalajara 2011.

Andy Pereira forma parte de una excelente generación de tenistas de mesa latinoamericanos que ha logrado llegar y mantenerse en el top 100 mundial durante años, como el brasileño Hugo Calderano, el ecuatoriano Alberto Miño, el argentino Santiago Lorenzo, el chileno Nicolás Burgos, el mexicano Marcos Madrid, el puertorriqueño Brian Afanador, el brasileño Vitor Ishiy, el puertorriqueño Daniel González, el argentino Horacio Cifuentes, el brasileño Eric Jouti y el paraguayo Marcelo Aguirre. Nunca antes se vio tantos latinoamericanos, a la vez, entre los 100 primeros del ranking mundial.

En la siguiente entrevista (grabada dos días antes de que Pereira logre su clasificación directa a París 2024, que serán sus terceros Juegos Olímpicos), el mítico deportista cubano nos detalla los esfuerzos y sacrificios que debe realizar un tenista de mesa de alta competencia para conseguir éxitos y medallas. Muchas veces, residiendo muy lejos de su país natal. Además, Pereira tiene la generosidad de reconocer el talento de muchos de sus compañeros de profesión y valora la amistad que mantiene con ellos, sobreponiéndola a la rivalidad que genera la constante competencia deportiva. Y, en una faceta nueva (tal vez no muy lejana), se ve a sí mismo aportando sus amplios conocimientos y experiencias en el tenis de mesa para beneficio de las futuras generaciones de su país. Sin duda, por la manera didáctica con la que explica las cosas, se convertirá en un gran entrenador cuando llegue el momento.

Aparte, resulta muy interesante su análisis del tenis de mesa de hoy, que es más físico, frente al tenis de mesa de hace unas décadas, basado más en la habilidad. Finalmente, muestra su lado más humano y familiar, al revelar que sus futuras decisiones como profesional del deporte dependerán de la cercanía geográfica que logre mantener con su hija y sus padres, a quienes ama profundamente.

 

Es un gusto poder conocerlo. Sé de su trayectoria a nivel internacional. Ahora que quedan unos días para clasificar, ¿cómo va su trabajo como deportista en el preolímpico?

Un evento bastante difícil, un evento de un altísimo nivel. En la primera llave no se pudo. Cedí ante Kanak (Jha), un jugador de Estados Unidos. Un 4-3 (en sets), 11-9 (el último set), un partido bastante cerrado y complicado, pero mañana vamos de nuevo a seguir luchando, si es posible. Como le decía, el nivel es bien alto, pero es bastante parejo, así que solamente el que mañana y pasado haga mejor las cosas tendrá el honor de estar en los Juegos Olímpicos de París.

 

¿Es la primera vez que está en Lima o ya ha venido antes acá a competir?

No, ya he estado en otras ocasiones. Estuve participando también aquí, en este mismo escenario, en los Juegos Panamericanos. Fue mi primera vez en aquel momento. Entonces, es mi segunda vez aquí en Lima.

 

Su experiencia del año pasado en el panamericano de Santiago: fue subcampeón individual. ¿Le parece que Calderano es el rival siempre a vencer en los últimos años, a nivel latinoamericano?

Sí, para nadie es un secreto que Hugo es no solo un excelente jugador sino uno de los mejores jugadores de la actualidad. Creo que está en el top 10 del mundo, así que siempre va a ser el jugador no solo a derrotar sino también el jugador insignia de América. Para nosotros, además de verlo también como un rival, lo vemos como un orgullo. Es más que un orgullo saber que Hugo nos está representando al nivel que lo está haciendo, a la escala que lo está haciendo. Así que más que verlo como un rival, para nosotros es lo más grande que tenemos, junto con Adriana (Díaz), junto con Bruna (Takahashi), con todos los atletas que se sacrifican y van por sus sueños y poner el nombre de América en lo alto. Ya que, prácticamente, hemos sido uno de los continentes siempre más retrasados. Hoy en día ya no es así, ya tenemos muchísimos jugadores en el top 50, antes era un sueño. Tenemos a un Hugo Calderano entre los mejores diez del mundo. Tenemos a Adriana Díaz entre las mejores del mundo. Así que el tenis de mesa latinoamericano va en ascenso y con muy buena proyección en el futuro.

 

Sin embargo, pudo cobrarse su revancha en el dobles, con Jorge (Moisés) Campos. Ahí pudieron vencer a Ishiy y a Calderano por 4-2. Eso habrá sido memorable.

Sí. Eso fue algo muy satisfactorio. Moisés y yo venimos jugando casi veintitantos años juntos. El año pasado, indudablemente, fue el mejor año de mi carrera, el mejor año nuestro como dobles, ya que logramos ganar el Centroamericano y el Caribe. Y para cerrar ya un año histórico ganamos los Juegos Panamericanos y ante qué pareja. Calderano en ese momento estaba número 4 del mundo. Es decir que, para nosotros, fue un logro bien grande.

 

¿Y esa celebración que usted suele tener, de pararse en la mesa, cuándo comenzó? ¿Después de ganar un campeonato? La he visto en varios videos en YouTube.

Sí, esa celebración salió espontáneamente. No es algo que uno planifique. Le soy sincero, uno cuando está dentro de la mesa no piensa, uno siempre tiene deseos de ganar. Después, que uno logre una victoria de tal connotación… No sé, la verdad, uno como que no planifica, uno bota todas esas emociones. Como le digo, son partidos bien difíciles, demasiada tensión. Nos jugamos mucho en la mesa y cuando uno logra el resultado, se siente uno realizado y bota todo ese estrés, ya sea con un grito, ya sea corriendo a saludar a los que lo han apoyado, ya sea tirando raquetas. Uno lo que hace es liberar todo ese estrés. Que no es solo de esta competencia, es un estrés que se viene acumulando, porque los Juegos Olímpicos son cada cuatro años, los Juegos Panamericanos también. Es un trabajo que viene realizándose de años y cuando tú te sientes realizado, muchos van a llorar, muchos se tiran al piso, muchos corren. Entonces, es algo que nunca lo he planificado, ha salido espontáneamente, sea la raqueta, sea romper la camisa. Lo que sea que uno ha hecho, sale prácticamente del momento. Va y bota ahí todo.

 

Usted ha tenido la oportunidad de jugar contra Timo Boll y Wang Chuqin, que han sido número 1 del mundo en su momento. ¿Cómo fueron esas experiencias de poder jugar contra los jugadores top?

Con Timo (Boll) fue una experiencia bastante bonita. Nos enfrentamos en la liga alemana, en mi club, el Hilpoltstein, contra el de él (Borussia Düsseldorf), más de 800 espectadores viendo el partido. Y la verdad que fue muy bonito. Fue difícil para nuestro equipo, jugamos en segunda división, Timo juega en primera, pero debido a la Copa se realiza un torneo inaugural de la liga y ahí ganamos el grupo. Es como un grupo de cuatro equipos, logramos ganar ahí. Para nosotros, para nuestros fanáticos, para toda la gente que sigue el tenis de mesa allá, de la ciudad de mi club, Hilpoltstein, era algo bien grande. Poder tener a una leyenda alemana en nuestros salones. No solo en este caso él, que era el referente más grande, también estaba Dang Qiu, que estaba entre los 10 primeros del mundo. Estaba el caso de Anton Kallberg, que también está entre los 10, 15 primeros del mundo. Es decir que, para nosotros, fue algo bien grande. No solo para los jugadores sino para el club en general: tener esos jugadores de tan alta calidad ahí, es una experiencia. Y con tantos espectadores, más de 800 en una sala, fue muy grande. Todo el mundo se dio cita, no solo de nuestra ciudad sino de ciudades aledañas, para disfrutar ese evento. La verdad que fue una experiencia muy bonita. En el caso de Wang Chuqin en el campeonato mundial, también fue algo grande para uno enfrentarse a ese nivel, a un jugador que todavía es el número uno del mundo. Prácticamente imposible jugar a ese jugador por su calidad. Cualquier cosa que tú le hicieras, ya él estaba preparado. Pero siempre una experiencia muy bonita estar ahí, en la sala principal, enfrentarse al número uno del mundo. Es un recuerdo que uno se lleva para toda la vida.

 

Usted que ha jugado en ligas de Suecia, Alemania, Dinamarca y Austria, ¿cómo siente que le han aportado todas estas experiencias europeas a su carrera? La idiosincrasia latinoamericana es distinta a la europea. ¿Siente que lo han formado, corregido o le han agregado algo en su carrera como deportista profesional?

Pienso que me ha ayudado muchísimo. Ahora, si nos ponemos a pensar en la mayoría de los jugadores que están aquí (en Lima), jugando en este alto nivel en el cual estamos hoy, todos están jugando en Europa. Mismo ahora en este salón está Alberto Miño que juega en Francia, está Marcelo (Aguirre) que juega en la Bundesliga en Alemania, está Gustavo Gómez que también está jugando en la misma división en Alemania. Es decir que para nosotros es muy importante para nuestro desarrollo. La verdad que a nosotros nos permite la oportunidad de jugar constantemente en ese alto nivel. Y también de entrenar con jugadores de ese nivel. No solo de entrenarse y de jugar en el alto nivel, sino también la posibilidad de entrenar con ellos, que es lo que te va a preparar para poder jugar con ellos. Y te va formando no solo como atleta, sino como hombre. Te va formando también en la vida, estar en esos lugares, de distinta cultura, de distinta comida. Te crea algo que no tienes, que no tenemos nosotros acá en América. A la hora de cómo expresarte, te enseña el idioma. Es muy rico la cantidad de privilegios y beneficios que podemos tener. A veces, pensamos que el deporte es ganar o perder. También fuera del deporte, es el conocer culturas e intercambiar con jugadores de distintos lugares, de distintas posibilidades. Te enseña también a valorar lo que tienes: lo mucho, lo poco. No solo te da la posibilidad de crecer como jugador, sino como ser humano también, pienso yo.

 

Por los jugadores que usted ha mencionado, veo que hay bastante trabajo físico de brazos, de pectoral. Hay mucha insistencia en el trabajo físico allá, en Europa, imagino. A diferencia de los latinos, que suelen ser más delgados. Como que más se basan en el talento que tienen…

Sí.

 

Pero veo que todos los jugadores que usted ha mencionado, incluyéndolo a usted, son fuertes. Físicamente imponen más. ¿También lo ve usted así?

Sí. Como le digo, los centros donde estamos muchos de nosotros son de alto nivel. En el caso de Marcelo (Aguirre), que está jugando en un club allá, en Alemania, juega con Mattias Falck, subcampeón mundial, campeón mundial en dobles. O sea que estamos en centros que requieren que tú des el máximo de ti y hay preparadores físicos, preparadores psicológicos, nutriólogos. Entonces, es como que un cambio generacional completo. En nuestra área, a veces no tenemos la posibilidad de tener un preparador físico para ti, personalmente, un nutriólogo, esos gimnasios inmensos que hay en muchos lugares, como hacen en muchos países. Hablo por el caso mío. En Cuba no tenemos posibilidades de tener esos grandes salones. Y allá sí, Europa sí nos da esta posibilidad a muchos. Y también el deporte ha cambiado mucho, se ha hecho un poco más físico, la bola ha cambiado, la bola ahora pesa un poco menos. La bola, para que la lances más, requiere que le pegues un poco más fuerte y para ganar esa fuerza tenemos que alimentarnos mejor, tenemos que hacer más ejercicio en el gimnasio, tenemos que hacer ejercicio que nos ayude en acelerarle esa bola. Es un estudio que se realizan en muchos centros de entrenamiento y se ha hecho mucho hincapié en eso. Antes no. Antes los jugadores eran un poco más delgados, no necesitaban tanta fuerza, el pegamento era un poco más rápido, las bolas eran un poco más rápidas, entonces no necesitábamos cuidar nuestro cuerpo al máximo. Hoy en día, al ralentizar un poco la bola y ser el pegamento un poco distinto, entonces nos obliga a irnos un poco más a lo físico. Fuerte de piernas, fuerte de brazos, el abdomen. En general, el cuerpo nos ha obligado a desarrollarlo un poco más, de no depender solamente en el feeling, en la habilidad. Hay que acompañar ese talento, el feeling y las habilidades con un poco más de fuerza y potencia en los tiros, en los saques, en todo lo que hagas, en los movimientos un poco más explosivos. Te va a ayudar al objetivo final, que es tratar de ganar la mayor cantidad de partidos posibles, jugar lo mejor posible que puedas y solo así nos hemos dado cuenta que, realizando esos sacrificios de físico, mentalmente, de nutrición y demás, nos ayudan a llevar el cuerpo a un máximo rendimiento para demostrar la mejor forma en los partidos que tenemos que enfrentar.

 

Los Juegos Olímpicos de Río 2016, que clasificó tras vencer a Gustavo Gómez por 4-3: imagino que ese ha sido el mejor momento de su carrera. Ahora que está intentando nuevamente ir a estos Olímpicos de París 2024, ¿se visualiza también un momento así, como el que vivió para Río? ¿Lo tiene como una mentalización deportiva permanente? Hay jugadores que se mentalizan desde un día antes, dos, tres, cuatro. ¿O usted va y en el mismo partido decide todo, se transforma? ¿Cómo lo asume usted, de manera psicológica, como deportista?

Yo pienso que, con el pasar de los años, cambia un poco. Mis primeros Juegos Olímpicos fueron en el 2012. Ningún cubano participaba en unos Juegos Olímpicos desde el 2000.

 

¿En tenis de mesa?

Sí. Era el primer jugador de mi generación que llevaba a Cuba a unos Juegos Olímpicos, entonces fue algo bien grande. Era el sueño mío como atleta, el sueño de mi familia, de mi papá, de mi mamá, de mis amigos del barrio, de mi federación, de Cuba entera, que yo pudiera participar. Ya que yo venía, desde pequeño, siguiendo una cierta cantidad de pasos y sacrificios.

 

¿Desde los seis años?

Yo comencé a esa edad y a los 15, 16 fui a vivir a Suecia, allá, en el frío. Logré ganar una beca ITTF, en la federación internacional, donde me llevaron a entrenar a Suecia, que también ese era el objetivo de esta beca: potenciar a sus jugadores para el objetivo final, que era lograr clasificar a los Juegos Olímpicos. Ese es uno de los objetivos principales de esta beca. Y fue un logro grande tanto para mí, como para las personas que apostaron de la federación internacional, que apostaron por mí, que podía tener potencial para llegar a unos Juegos Olímpicos. Fue algo bien grande. Ya en el 2016 igual, llegar ahí, clasificamos el primer día. Recuerdo yo estaba viviendo en Dinamarca y viajamos, llegué un día antes, entrené y a los dos días… Era distinto, ahora se juega en dos días. En aquel tiempo eran los cuatro partidos para clasificar el mismo día. Física y mentalmente había que estar bastante fuerte. No era fácil aguantar eso. Y también fue un logro bien grande. Ahora, ya con la edad de 34 años, casi 35, sé lo que es estar en unos Juegos Olímpicos, tengo vasta experiencia de este tipo de torneos. He participado ya en casi cuatro o cinco preolímpicos. Y sí, aquí se viene a lucharla, a pelearlas todas. Estoy consciente de que todos los compañeros que están aquí, al final, somos rivales en la mesa, pero somos muy buenos amigos fuera de ella. Estamos conscientes todos que es un evento difícil, que el nivel ha sido elevado y que siempre gana el mejor en la mesa. Pero que siempre prevalezca esta amistad que, al final, yo pienso que es una de las cosas más bonitas que nos puede dar el deporte. Muchas veces lo confundimos. Pensamos que el deporte es solo ganar y medallas, pero, a veces, hay cosas que te brinda el deporte que son más valiosas que una medalla, que un trofeo. Pienso que la amistad que, con los años, hemos desarrollado con cada uno de los que estamos aquí, incluso los que faltan, es una de las cosas más bonitas que nos ha dado el deporte. Y mañana vamos con todo a luchar. En mi caso, hoy en día me encuentro número 55 en el ranking mundial y tengo una posibilidad de clasificar por ranking a la Olimpiada. Al final de todas estas clasificaciones… La de nosotros acaba el 18… Al mismo tiempo, ahora, a nivel mundial se están jugando la mayoría de las clasificaciones, en Asia, en Europa, en África, en Oceanía. La de nosotros es un poco más grande porque son de cuatro días, la europea también, pero hay otras que son de dos días, porque dan menos clasificaciones. Y después que se acabe esta, hay una que es por ranking mundial. Después que quiten a todos los que están clasificados, seleccionarían por el orden del ranking mundial, de doce a quince jugadores. Y hoy en día me encuentro entre los cuatro o cinco primeros, con bastantes puntos de ventaja. Entonces tengo estas dos posibilidades: de lucharla mañana y pasado aquí o de esperar a que el 18 de junio se den ya los que clasifican por ranking. Que también tengo muy grandes posibilidades de lograrlo por ranking, ya que por los puntos que poseo, llevo cierta ventaja con jugadores que están por detrás de mí en el ranking, que es bien difícil, no imposible tampoco, pero es bien difícil que todos me puedan (superar). Estoy cuarto o quinto, bien difícil que siete jugadores, en los pocos torneos que quedan, que son muy fuertes, me puedan rebasar. Entonces, todavía tengo esta esperanza aquí, en Lima, Perú, o esperar al 18 de junio para saber si Andy Pereira está clasificado para los Juegos Olímpicos.

 

¿Y se ve usted después de París 2024? ¿Ya ahí va a parar un poco a descansar o siente que tiene cuerda para rato? Como hay tantos deportistas de alto nivel, como usted, en su deporte y en otros, que están hasta los cuarenta años…

Sí.

 

…jugando. Entonces, ¿se ve en este alto nivel todavía más años?

Hoy me miro con bastante energía. El problema mío, de mi retiro, no es mi condición física, no es mi nivel, no es falta de deseo, porque todo el que conoce a Andy Pereira sabe que… Dicen por ahí que soy una máquina. Yo soy de las personas que cuando va a hacer las cosas, lo hace al 200%. Pero lo único que me frena es que tengo una familia, tengo una hija de seis años que, a través de los años luchando por este sueño de ser olímpico, de panamericanos, centroamericanos, me he alejado un poco de ella. Debido a que tengo que salir a Europa, como conversábamos anteriormente. El nivel, para tú poderlo desarrollar mejor, hay que salir a Europa a competir.

 

¿Su hija vive en Cuba?

Sí. Y los torneos WTT (World Table Tennis), la mayoría también son en Europa. Aquí en Lima han realizado uno, ahora se va a realizar en Brasil, en Argentina, o sea que están trayendo un poco más los torneos. Porque para nosotros, los atletas latinos, es bien difícil siempre viajar a Europa y jugar allá. Y es también bastante costoso. Por eso el deseo de Andy Pereira de tomarse un descanso. Pero no por falta de energía, no por falta de nivel, no por falta de fuerza. Porque el año pasado también pensaba retirarme y dio la casualidad que quedé subcampeón panamericano, jugué el mejor torneo de mi vida. Es decir que todavía hay fuerzas, hay deseo, ganas de seguirse superando, pero ya es algo familiar.

 

En los años claves, sobre todo, de…

Sí.

 

…la infancia de su hija.

A veces, converso con los muchachos y yo nunca pude estar en un cumpleaños de mi hija. De seis años que tiene, nunca. Me ha coincidido que tengo partido de liga, me ha coincidido con el COVID, me ha coincidido con todo. Ha conspirado para que nunca, en los seis años que tiene mi hija, yo he estado con ella. Gracias a Dios, el año pasado pude estar en su primer día de escuela, que me lo prometí. Me dije: “Este año no voy a jugar liga, porque no puedo seguirme perdiendo de tantas facetas de la vida de mi hija”. Para mí es el mejor regalo. El mayor trofeo que tiene Andy Pereira hoy en día, es su hija. Como ese no va a haber ninguno.

 

¡Qué bueno escucharlo!

Y por eso es que yo quisiera tomarme una pausa. Estoy viendo la posibilidad de una liga en Estados Unidos, que me queda más cerca, que me permita poder jugar, seguir compitiendo y regresar a mi país más rápido, más cerca. En Europa, yo vivo en Alemania. Es bastante lejos. Y se extraña mucho. Hay momentos que uno desea regresar y los pasajes no son baratos. Te coinciden con los partidos de liga. Entonces, estoy viendo esa posibilidad, tratar de insertarme en la liga en Estados Unidos, y así poder seguir disfrutando, más seguido, del amor y el cariño de mi hija. Estamos viendo eso. Tal vez me aleje de la selección nacional para darle paso a las pequeñas generaciones. Siempre estaré apoyando a lo que es mi país y mi gente. En América, sé que muchos también quieren que yo me mantenga, tal vez no como jugador, pero sí esparciendo mis conocimientos de todos los años que he estado jugando en el alto nivel en Europa. Yo diría que la principal razón es porque yo quiero pasar tiempo con mi hija y mi familia. No solo mi hija. Mi hija va creciendo, pero mis padres también van creciendo y quisiera acumular tiempo de vida con ellos. Porque, a veces, pensamos que somos eternos y verdaderamente no es así. A veces, es importante luchar por sus sueños, los sueños de uno, pero también es bueno estar con las personas que te ayudaron a cumplir tus sueños. Los progenitores tuyos, sin ellos, la verdad que no existiera ningún sueño. Entonces quisiera pasar más tiempo con mis padres y con mi hija.

 

Lo felicito por ser un papá consciente. Me parece magnífico. No se pierda ningún cumpleaños más de su hija, porque los niños tienen una memoria increíble y cuando crecen se acuerdan de eso. Dicen: “Faltaste, no estuviste”. Se nota que usted es un buen hombre por cómo habla de su hija. Aparte de eso, si usted se retira o el señor Jorge (Moisés) Campos también, en algún momento, que han llegado tan alto a nivel panamericano, ¿hay reemplazo para Andy Pereira y Jorge (Moisés) Campos en Cuba? ¿Hay juveniles con ese potencial?

Es algo difícil, ¿no? No es fácil crear un Andy Pereira nuevo, un (Jorge) Moisés Campos, es algo que nos va a tomar tiempo. Pero sí tenemos jugadores que están dispuestos a sacrificarlo todo por ser el relevo de esta generación dorada de los últimos años, en el caso de Moisés y mío. Tenemos jugadores que están dispuestos a sacrificarlo todo, a luchar. El día que yo me retire, estaré siempre apoyándolos a ellos, apoyando en cuanto a conocimientos, a todo lo que les haga falta. Siempre haré lo posible, porque mi país siga logrando los resultados. Que continúen con el legado que me fue cedido a mí de generaciones anteriores. En el caso de los compañeros míos, que gracias a ellos también yo estoy aquí donde estoy. Y ellos gracias a los que les antecedieron. Es una cosa que se va pasando tras generaciones. Hay que tener el compromiso de querer ser grande como la generación que le antecedió. Pienso que tenemos jugadores no tan pequeños, alrededor de 20, 21 años, que vienen dando pasos firmes. Tenemos después algunos jugadores juveniles que también vienen con disposición y tenemos dos muchachos más jóvenes ahí, uno que se llama Andy Maqueira.

 

Parece su primo.

Parecido, ¿no? El nombre idéntico y el apellido. Y con mucho deseo también de ser grande. Fue campeón panamericano sub 13.

 

¡Qué bueno!

Tenemos también a Alejandro (Martínez), otro jugador que es campeón del Caribe, luchando en los eventos panamericanos. Fueron subcampeones panamericanos en equipos Maqueira y él. Es decir, que viene una generación, nos va a tomar tiempo, pero estamos dispuestos a estar ahí con ellos, ayudarlos para que Cuba siga tratando de mantenerse en lo que es la élite en Latinoamérica, en el Caribe y también soñar, un poco más adelante, estar en la élite mundial, tener jugadores. Para nosotros siempre fue un sueño estar entre los 100 primeros del mundo. Hoy en día estoy 55 del mundo.

 

¿Cuál ha sido su mejor ranking en toda su carrera?

53, ese ha sido el mejor y, prácticamente, después de los Juegos Panamericanos, ya cuando pensaba retirarme. Tuve unos Juegos Panamericanos de ensueño. Me coloqué 56 del mundo. Y ya este año mantenerse es complicado, pero hemos estado participando en torneos en Europa, campeonatos mundiales, en Grand Smash, tratando de acumular puntos y gracias a Dios nos hemos mantenido ahí, alrededor de los 50, 60. Hemos estado ahí, que eso para nosotros… Cuba nunca… Lo máximo que habíamos llegado era 140. Y Moisés también estuvo por ahí. Después, hoy en día, tener un jugador entre los 60 primeros del mundo es una muestra del avance que está teniendo el tenis de mesa latinoamericano. Nicolás (Burgos) también está entre los… 54 está Nicolás. (Alberto) Miño está entre los 80 primeros. Marcelo (Aguirre), está (Marcos) Madrid. Antes, para nosotros era un sueño tener un jugador entre los 100 primeros. Eso era ya cosas mayores. Hoy siguen siendo cosas mayores, pero tenemos más jugadores. Los jugadores argentinos también, que uno de ellos clasificó ayer: Santiago Lorenzo, está entre los 70, 80 primeros del mundo. Es decir, es algo que va mostrando el nivel latinoamericano, el empuje que ha tenido en los últimos años. Y ni hablar de Hugo Calderano, que llegó a estar número 3 del mundo, ganándole recientemente a campeones mundiales. ¡Le ha ganado a Fan Zhendong! Para nosotros, es un ejemplo a seguir. De que sí, viniendo de esta área del mundo, podemos llegar a la élite también y desafiarlos. Todavía no tenemos ninguna medalla olímpica ni mundial, pero tenemos fe en que el tenis de mesa latinoamericano, más pronto que lo que muchos piensan, dará una medalla olímpica o mundial. En el caso de Thiago (Monteiro), el brasileño, entrenador de Miño, muchos años atrás también estuvo ahí entre los ocho, en el dobles, luchando por una medalla con Kazuo Matsumoto y se le fue contra una pareja coreana. Pero se vienen dando pasos agigantados. Pienso que sí. El día menos pensado, vamos a traer a América una medalla mundial, olímpica, que es el sueño de muchos de los que hoy estamos aquí.

 

Muchas gracias por la entrevista. Le deseo lo mejor para estos últimos dos días de clasificación. Sabemos que usted ha marcado una época para el tenis de mesa latinoamericano, así que es un honor para mí conversar con usted. Ha sido olímpico y vuelva cuando usted quiera a Perú, que será bien recibido.

Muchas gracias, amigo.

 

Muchas gracias.

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