viernes, 24 de febrero de 2012

Felipe Cazals



“Las películas se quedan o se olvidan”


Entrevista y foto por Gianmarco Farfán Cerdán


Felipe Cazals Siena (Guéthary, 1937) es un legendario director de cine mexicano. A pesar de haber nacido en Francia y tener padres galos, su obra fílmica demuestra que él se siente más identificado con México que muchos otros cineastas nacidos en tierras aztecas. Incluso, muchas de sus películas son verdaderos clásicos del cine mexicano y latinoamericano. Algunos de sus largometrajes son: Emiliano Zapata (1970), Aquellos años (1972), Canoa (1975, Premio Especial del Jurado en Berlín al año siguiente), El apando (1975), Las poquianchis (1976), El año de la peste (1978), Bajo la metralla (1982), Los motivos de luz (1985, Concha de Plata en San Sebastián), Las inocentes (1986), Su alteza serenísima (2000), Las vueltas del citrillo (2006) y Chicogrande (2009). Asimismo, el maestro Cazals ha sido distinguido con muchos premios y homenajes durante su dilatada trayectoria: Mejor Director en la XIII Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo 2011, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2007, Premio Coral de Dirección 2005 (en La Habana), Mayahuel de Plata 2004, Medalla de Plata de la Filmoteca de la UNAM el año 2004, Premio ACE (en Nueva York) de 1972 a Mejor Director y tres veces galardonado con el Premio Ariel. Su documental Digna hasta el último aliento (2004) inauguró la 54 Muestra del Festival Internacional de Cine de Berlín. En la siguiente entrevista, realizada en el marco del XV Festival de Cine de Lima -donde el gran Damián Alcázar, protagonista de Chicogrande, se llevó el premio a Mejor Actor-, el reconocido cineasta hace un repaso crítico a su vasta filmografía y rememora gratamente a dos estrellas peruanas -la actriz Patricia Aspíllaga y la cantante Tania Libertad- con las que ha trabajado en distintas épocas.

Muchas gracias por la oportunidad. Empecemos con su última obra: Chicogrande. Treinta años o un poco más de espera para poder tenerla ya en pantallas de cine.
De espera no, je, je… No es absolutamente exacto. Es decir, no la pude filmar hace treinta y siete años y la metí en un cajón. Pero no es cierto que los guiones no filmados se mueran en los cajones. Siempre siguen ahí respirando porque uno suele abrir el cajón, volver a leer y corregir cosas. Y volverlo a guardar, soñar con que si se puede filmar más adelante, en fin. Un buen día sí se pudo finalmente filmar. Es, necesariamente, una película totalmente distinta a la que hubiera sido hace treinta y siete años.

Claro. Porque usted es distinto, también.
Sí, claro. Porque el guión se fue transformando y yo me fui transformando, también. Pero creo que, medularmente, está contenido lo que era el propósito inicial.

Ahí muestra una parte de la historia -que es lo que a usted le gusta hacer, en verdad, en su filmografía- de México.
Sí. Casi siempre mis películas tienen que ver con el pasado remoto o reciente. Y casi siempre están relacionadas o con la literatura o con la nota periodística o con algo que tenga que ver con la letra escrita.

Para esta película, Chicogrande, ha podido contar con un elenco de lujo, como Damián Alcázar, Patricia Reyes Spíndola. Eso es un atractivo para el público.
Sí. Tengo la suerte de que aunque no soy un director de cine muy afable ni muy fácil para trabajar -sino que me temo que lo contrario-, los actores con los cuales he hecho películas, nos entendemos bien, rápido y de buen modo. Y tengo la suerte de tener casi siempre magníficos actores.

Chicogrande gira sobre el episodio Columbus (ocurrido en la madrugada del 9 de marzo de 1916, cuando el general mexicano Francisco Villa invade el poblado estadounidense fronterizo de Columbus con 300 hombres. Otras versiones afirman que fueron 400 y 500).
El episodio Columbus, sí. Pero, sobre todo, gira sobre el espíritu de lealtad que se tiene a un hombre, un ideal o una creencia. Me interesaba -y siempre me ha interesado en este proyecto- que el espectador, al término de la película, se hiciese la pregunta: ¿y yo a quién le soy leal? Es decir, en un momento de riesgo absoluto: ¿a quién le debo lealtad? ¿Todavía soy leal a algo? Porque, al final de cuentas, Chicogrande es un héroe anónimo. Los verdaderos héroes siempre son anónimos. No tiene conocimientos tácticos de guerra, no sabe mucho más allá de lo que es su limitada vida campesina. Ha sufrido, por generaciones, atropello, hambre, despojo, y encontró en Villa un hombre que le dijo: “No te dejes, levántate. Vente conmigo”.

Se jugó la vida por él.
“Vamos a acabar con esto”. Cuando Villa cae en desgracia, este hombre está dispuesto a dar su vida por eso. Hoy, en la actualidad, esos principios, ¿siguen vigentes o no? Me parece que en América Latina es una pregunta interesante.

Y es parte, también, de que la Revolución Mexicana crea mucho sentido de lealtad y unidad entre los mexicanos. Pocos países en Latinoamérica tienen ese grado de sentimiento nacionalista.
No. Yo creo que existe muy anclado en muchos otros países. Lo que pasa es que se presenta aquí de forma distinta. En cada país latinoamericano -lo poco que conozco- hay hechos históricos donde aparecen personajes que tienen una visión de lealtad a sus principios de forma tan notable como los de la Revolución Mexicana. Lo que pasa es que no conozco la materia a fondo. Pero creo que en Perú, Ecuador, Venezuela, es notable la cantidad de personajes que hicieron la Historia a base de principios ideológicos y de lealtad a algo.


No hay justificación para las películas

Me interesaba esta otra película en la cual había sido García Márquez uno de los guionistas: El año de la peste.
El año de la peste es de 1978. Es una película que sufrió un problema de estructura grave porque el sindicato de actores en aquel tiempo en México se dividió, se fraccionó en una sección independiente y una sección que siguió perteneciendo a su asociación gremial. Yo había comenzado la película con unos y tuve que suspender la filmación y recomenzar con otros. Luego, se hizo en unos estudios que no eran los previstos. Una película con muchos accidentes. Esto no es una justificación. Las películas no tienen justificación. El espectador no las merece ni tiene por qué conocerlas. Pero las películas con accidentes graves es raro que queden bien. Y, en este caso, El año de la peste es una película muy desigual, a mi juicio.

A pesar de la intervención de García Márquez.
La colaboración de García Márquez es de primera etapa, en el guión. Después, él ya no tiene ninguna intervención. Donde estuvieron los problemas fue en la filmación.


La verdad sobre Las poquianchis

Esta otra película suya, Las poquianchis, que está basada en el libro Las muertas
No. Eso es falso. Es absolutamente falso. Eso es una nota que ha circulado por ahí, pero Jorge Ibargüengoitia y su novela no tienen nada que ver…

Así lo encontré (el dato) en Internet.
Sí, pero está equivocado. Internet también se equivoca.

Sí, claro. Por supuesto.
Y los DVDs que se venden dicen erróneamente “basado en la obra de Jorge (Ibargüengoitia)” y es absolutamente falso. Hay pruebas irrefutables: el guión es de Tomás Pérez Turrent, el mismo de Canoa, y de Xavier Robles. Lo que sucede es que Jorge Ibargüengoitia tenía una parte de las revistas… Se hicieron unas pequeñas revistas, de estas con lomitos, dibujos, y yo tenía otra parte. Le dije a Jorge que me pasara las que me faltaban, y me dijo: “No, porque yo estoy haciendo mi libro”. Le dije: “Yo estoy haciendo mi película, que saldrá mucho antes que tu libro”. No nos distanciamos por ello, pero son dos visiones distintas y dos cosas totalmente distintas.

Ahí, también, tiene muy buenas actrices, como María Rojo, Ana Ofelia Murguía…
Yo creo que es un casting histórico. Está en esa película. Es el reparto más notable de ese decenio. Está Manuel Ojeda, Enrique Lucero, Ramón Menéndez, Jorge Martínez de Hoyos, Diana Bracho, Leonor Llausás, Malena Doria, Pilar Pellicer, Tina Romero, un reparto extraordinario.

Esta película, basada en la historia de las tres hermanas apodadas Las poquianchis, ¿qué recepción tuvo en México?
Fue un éxito de taquilla.

Le gusta mucho el cine realista a México.
Canoa, El Apando y Las poquianchis son tres éxitos de taquilla, tres películas consideradas como clásicos en la actualidad. Y las tres, casi siempre, navegan juntas. Los jóvenes estudiantes preparatorianos cada año se enteran de qué son los años setenta viendo Canoa, El apando y Las poquianchis.

En el caso de su filmografía, ¿se podría considerar un cine, si bien basado en hechos históricos, también de denuncia social?
No. Eso es un calificativo un poco desplazado. No. En el mejor de los casos, es un cine testimonial. Que haya un punto de vista crítico del autor con respecto del tema no hace que la película sea de denuncia social.

Tampoco le gusta el término.
No me gusta el término. No. Yo no tengo nada por qué andar denunciando ni nada. Yo cuento mi historia desde mi punto de vista y la de mis colaboradores.

Las historias que a usted le interesa contar.
Sí.


Recuerdos de Patricia Aspíllaga y Tania Libertad

En Emiliano Zapata usted trabaja con la actriz peruana Patricia Aspíllaga.
Sí. Eso es un caso muy curioso. Patricia Aspíllaga interpreta a la novia (Josefa Espejo) de Emiliano Zapata en la película.

Que es Antonio Aguilar.
Sí, con Antonio Aguilar (que obtuvo en Nueva York, personificando a Zapata, el Premio ACE de 1972 a Mejor Actor). Lamentablemente, la película a mí me parece perfectamente olvidable porque, realmente, es nula. Pero recuerdo con muchísimo afecto a Patricia, que era una mujer encantadora, muy joven y guapa. Luego, tiene un accidente de avión terrible y volvió a Perú, que era su tierra natal, y ya no supe más de ella.

En todo caso, ¿fue la única actriz peruana con la que ha trabajado?
No. Vine hace dieciséis años por aquí a hacer unos spots musicales con Tania Libertad. Fuimos a este restaurant que está aquí en el mar.

La Rosa Náutica.
A La Rosa Náutica. Fuimos a unas partes desérticas que están por aquí cerca, también. Que es como un desierto de arena, y a una escuela de danza. Estuvimos por aquí seis, siete días. Hicimos tres spots musicales con Tania, me acuerdo muy bien.

¿Se vieron acá o eran para México?
Eran para México.

Para México. Las locaciones eran acá.
Sí.

Y supongo que le gustará la música de Tania Libertad.
Sí. Además, es una extraordinaria amiga.


Digna Ochoa no se suicidó

El caso de Digna hasta el último aliento, está basado en el documental sobre esta abogada veracruzana, Digna Ochoa. Es un tema muy fuerte cómo la mataron: dicen que se suicidó, pero, en verdad, aparentemente…
El documental Digna hasta el último aliento es una preocupación mía y de la Academia Mexicana de Derechos Humanos que, en su momento, decidimos, junto con los productores Luis Kelly y Vicente Silva, hacer un documental, mejor dicho, un docudrama -parte ficción, parte documental- sobre este triste y lamentable episodio de la muerte de la defensora de derechos humanos a quien se han empecinado en decir que se suicidó, cuando todo demuestra que, en verdad, fue asesinada. Lamentablemente, el documental cumplió a medias su objetivo, que era informar y, sobre todo, sacudir un poco la opinión pública al respecto de esta injusta decisión de la justicia mexicana.

Hay muchas injusticias en la justicia mexicana porque, también, muchos periodistas son asesinados y, luego, no pasó nada con ellos (los asesinos), por ejemplo.
Sí, no es el único caso, pero este era francamente escandaloso.

Hasta ahora sigue siendo escandaloso.
Y el asunto sigue enterrado, sin remedio.


“Tengo más suerte que mala fortuna”

El apando
trata sobre el tema de la cárcel de Lecumberri. Está basado en el libro (homónimo) de José Revueltas.
De José Revueltas. El apando fue adaptado al cine por José Agustín, un escritor mexicano. Yo trabajé un poco en la adaptación, también. El propio Pepe Revueltas hizo sus observaciones. Érase una película filmada en 1975. Una película que todavía circula cada año por televisión, en DVD. Yo no sé si las películas son buenas o malas, yo sé que las películas se quedan o se olvidan. He tenido la suerte de que muchas de mis películas se quedan. Eso es lo que sé.

¿Y cuál es la película que más se ha quedado en usted, de las suyas?
Algunas como El jardín de tía Isabel (1971), de los años setenta. Alguna otra como Su alteza serenísima (2000), que no encuentran su momento y desaparecen. Quizás, años después, volverán a encontrar su lugar o no. Tengo más suerte que mala fortuna porque muchas son las que se han quedado. Lo cual no quiere decir que sean buenas todas, son bastante deficientes, pero interesan al público y eso es lo que importa.


Otra vez Chicogrande

Para ir terminando: ¿Chicogrande es un homenaje al western?
No. Chicogrande es demostrarme a mí mismo que sí podía hacer un western. Eso es muy importante cuando se tiene setenta y cuatro años.

Y, además, qué impresionantes los paisajes. ¡Qué maravilla!
Es que el espacio lo es todo. El espacio es la dimensión del western. El espacio justifica una sola frase que define el western: la acción define al hombre. En el western, así de sencillo es. Lo que hacen o lo que no hacen.

El pueblo donde se filmó la película perteneció a John Wayne.
Parte del pueblo. Se filmó en toda la sierra de Durango, pero en algunos lados John Wayne llegó a filmar algunas cosas en su momento.

Le quiero agradecer mucho la entrevista y estamos contentos de que usted esté en Lima.
Hoy di un paseo por Barranco, por abajo, por la costa, por Miraflores. Es una ciudad muchísimo más grande y más importante que cuando vine hace veintisiete años. Lamento haber venido en invierno, me gustaría verla con sol.

¿Y el Festival de Cine (de Lima) que le ha parecido?
Muy bien. He sido atendido maravillosamente y con muchísima generosidad.

Muchísimas gracias.
A ti.

domingo, 5 de febrero de 2012

Matías Bize




“Siento que crezco mucho con cada película”


Entrevista y foto por Gianmarco Farfán Cerdán


El director de cine, guionista y productor chileno Matías Bize (Santiago, 1979) fue uno de los invitados más prestigiosos que tuvo el XV Festival de Cine de Lima. La legendaria revista francesa de cine Cahiers du Cinema afirma que Bize "es el cineasta más prometedor del cine chileno". Con su último film, La vida de los peces (2010), obtuvo el trofeo Luis Buñuel a mejor producción iberoamericana del festival limeño y el premio Goya 2010, en España, a la mejor película extranjera de habla hispana. Mientras que en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España, realizado en 2010, la cinta se alzó con el premio a mejor guión. Por el mismo largometraje, Bize recibió en julio de 2011 el premio a mejor director en Los Angeles International Latino Film Festival (LALIFF). Anteriormente, dirigió Lo bueno de llorar (2006. Premio de la crítica en el Festival Internacional de Cine de Valdivia 2007, en Chile), En la cama (2005. Obtuvo 36 trofeos internacionales. Entre ellos, el premio del público en el Festival de Toulouse, Francia, en 2006, y la Espiga de Oro de la Seminci de Valladolid, España, en 2007. Asimismo, estuvo nominada a los premios Goya 2007) y Sábado (2002. Ganó once premios internacionales. De ese total, cuatro en el Festival Internacional de Cine de Mannheim-Heidelberg, en Alemania; incluyendo el Rainer Werner Fassbinder y el de mejor actriz para Blanca Lewin. Además, fue estrenada comercialmente en Eslovenia, Holanda, Hungría, Alemania y Chile). Del mismo modo, dirigió los cortometrajes El espejo de sus ojos (2007), Confesión (2006. Ganador del concurso Entel Sanfic 2006), Llamando (2005. Premio a mejor actriz para Elena Corredera en el IV Festival Internacional de Cine Digital de La Palma, España), Juego de verano (2005) y La gente está esperando (2000).


¿Cómo a los veintitrés años, aún sin terminar la escuela de cine, decide lanzarse con su primer largometraje?
Porque me di cuenta que para ser director de cine más que tener un título universitario había que tener una película, un largometraje. Y así fue como surge Sábado, que es mi primera película y fue la que me abrió las puertas. Gané varios premios afuera. Fue una película (en la) que me pude desarrollar muy bien y darme a conocer como director. Se estrenó en Chile, tuvo estrenos comerciales en varios países. Con veintitrés años y antes de salir de la escuela, teniendo una película, me convertí en director. Y eso fue buenísimo porque me permitió hacer En la cama, mi segunda película, con una mejor posición, con fondos de Chile, fondos alemanes. El inicio fue muy bueno.

Esa actitud inicial en su carrera demuestra que usted no cree mucho en los formalismos.
Es que me di cuenta que se podía hacer una película sin dinero, también. Y era el momento en que yo necesitaba hacer eso. Porque no iba a ganar un fondo, no tenía cómo demostrar que yo podía hacer un buen trabajo, y no quería esperar cinco o seis años para financiar mi primera película. Porque siento que crezco mucho con cada película, entonces, quería filmar muy pronto.

¿Cuándo empieza su relación laboral con Blanca Lewin? Que es casi su actriz fetiche, porque está en cuatro de sus obras.
Sí. Comenzó en la escuela de cine. Yo hice un cortometraje con ella, ya siendo una actriz muy famosa, con televisión, teatro y cine en Chile. Surge este cortometraje de segundo año en la escuela, un cortometraje de estudiante. Trabajé con Blanca, hicimos un muy buen trabajo, nos entendimos muy bien. Luego, hicimos un segundo cortometraje, de tercer año y, luego, ya trabajamos en Sábado. Entonces, fuimos poco a poco conociéndonos como director, actriz, y creamos una muy buena relación. Luego, hicimos En la cama y La vida de los peces. Hemos hecho tres largometrajes y dos cortometrajes, y hemos aprendido mucho cada uno del otro.

¿Qué siente que debe fluir entre un actor y un director para poder tener esa afinidad? Que casi, como referencia inmediata, hace recordar a Scorsese con De Niro (salvando las distancias).
Primero, una muy buena comunicación, entenderse. Como nos conocemos mucho, nos entendemos, sabemos qué es lo que quiere el otro, cómo yo la puedo ayudar como actriz, qué es lo que voy a necesitar como director. En ese sentido, siento que vamos a un nivel muy profundo, muy rápido. Desde los primeros ensayos vamos logrando buenos resultados y eso es buenísimo. Eso nos ayuda muchísimo, y siempre -o hasta ahora- que he pensado un nuevo proyecto, pienso en ella. Porque es una tremenda actriz, muy talentosa, conoce mucho el formato del trabajo de cine y se compromete mucho con la película. Yo necesito que un actor se comprometa al cien por ciento con la película y Blanca se compromete al quinientos por ciento.


En la cama: sesenta horas de rodaje

Usted comentaba los ensayos, el comprometerse mucho: justo para su película En la cama tenía más de sesenta horas grabadas…
Sí.

…de ensayos.
Esas sesenta horas, incluso, no eran de ensayo, eran de rodaje, de material. Sí tenía mucho ensayo. Grabé la película completa antes, en los ensayos, con una handycam. Siento que En la cama es una película que necesitábamos ensayar muchísimo porque había que tener una intimidad, ellos tenían que conocerse muy bien. Nosotros queríamos descubrir, también, la película con Gonzalo (Valenzuela) y con Blanca. Entonces, hicimos muchísimas pruebas y fuimos ganando una intimidad que fue muy importante para el proceso de rodaje.

(Tuvieron) un año previo de lectura, también.
Sí. Cerca a un año leyendo, conversando, yendo a la locación. Teníamos la suerte de que nos prestaban la locación, entonces podíamos ir a ensayar. Esos ensayos yo los grababa, los conversábamos. Eso fue buenísimo.

Tuvo anécdotas, porque en el piso de arriba se escuchaban…
(Risas).

…muchos ruidos en ese hotel.
Exacto. Porque era un hotel de parejas, un motel como… ¿Existen acá o no?

Acá le llamamos hostales.
Hostales. ¿Pero son para tener sexo?

Para tener relaciones sexuales con una pareja.
Claro. Entonces, el motel seguía funcionando. A nosotros nos prestaban una pieza, pero seguía funcionando. A veces, escuchábamos ruidos, je, y eso era muy divertido, también.

El sonidista la habrá pasado genial, ja, ja...
El sonidista, de repente, se levantaba y nos pedía… je… Grabábamos esos sonidos, también, para tenerlos ahí.

De fondo.
De fondo, claro.


Cortometrajes que cuentan, ocultan y duelen

Otra cosa que me interesaba mucho era que uno de sus temas preferidos en su obra era el ocultamiento. Lo podíamos ver, por ejemplo, en este cortometraje que…
El de Llamando, uno que es de una chica que llamaba (por celular a su novio)…

En Llamando, sí. También otro que no sé si tenga título, pero en Internet circula sin título. Que es de una chica…
Sí. Una chica que se está haciendo un aborto.

Claro. Que su pareja le está diciendo que va a ir a la casa de la mamá al día siguiente…
Claro.

…con los hermanos, a contarles que (ella) va a tener seis semanas de embarazo. ¿No tiene título, verdad?
Creo que no.

Pero es suyo.
Sí, es mío. Y el que actúa es mi hermano.

¡Es su hermano! Mire…
Mi hermano con su mujer.

¿Cómo logró hacerlo con una cámara de celular?
De un celular, sí. Era un cortometraje que me pidieron.

¿En un día? En segundos…
En un ratito, je, je, je… En tres minutos. Sí lo ensayamos y lo conversamos. Era un cortometraje que me pedían para un festival en España (Notodofilmfest), un festival de cortos que hacían por Internet.

Justo en ese cortometraje el tema es la esposa que está ocultando al esposo algo. Igual en Llamando: la chica le oculta que ya tiene otra pareja.
Sí.

El espejo de sus ojos, al final, parece una metáfora del mal, porque es una madre mala que tiene encerrado a su hijo en un lugar cerrado y oscuro.
Claro.

Y en Confesión, la chica oculta que quiere dejarlo (a su novio), pero no…
No se atreve.

…no se atreve a dejarlo porque, al final, él le dice: “¿Y todo está bien?” “Sí”.
Sí.

Entonces, el tema del ocultamiento es muy latente en su obra.
Sí. El ocultamiento, las contradicciones, el decir o no decir, el guardarse cosas, están superpresentes, siempre. Lo que nos pone en contradicción como seres humanos, qué es lo que contamos, qué es lo que no contamos. En Llamando es cuando llama la chica y le deja el mensaje: ¿lo digo o no lo digo? La duda.

Y el espectador no sabe si detestar o compadecer a esa mujer. Uno la detesta porque hay una traición…
Claro.

…de por medio. Pero, también, la compadece porque se enamoró de otro hombre y es difícil...
Y está sufriendo. Y ella tiene dolor, también.

Su obra (fílmica), si bien todavía, por su corta edad, no es muy abundante, hay muchos que la consideran una obra sobre el amor, pero más me pareció una sobre el dolor y lo que se oculta, al margen del amor.
Sí. Hay muchos temas. Sobre todo el dolor, las decisiones que tomamos en la vida, las opciones. En La vida de los peces es superclaro cómo es sobre el dolor y las decisiones, el miedo.


“Me siento como un estudiante”

La vida de los peces ha sido un éxito (notable en su país). Inclusive, a usted lo ha felicitado Sebastián Piñera por el Goya de este año (lo recibió en febrero de 2011). ¿Cómo se siente ya en este largometraje, mucho más maduro?
Sí. Que he ido creciendo mucho, pero que sigo aprendiendo. Siento que todo lo que aprendo con una película, lo pongo en la película siguiente. En ese sentido, me siento muy contento porque todo lo que puse en Sábado está en En la cama. Todo que aprendí con En la cama está en Lo bueno de llorar. Y todo lo que aprendí con las tres películas está puesto en La vida de los peces. Pero siento que sigo aprendiendo, por eso me gusta. Ojalá cada dos o tres años (pueda) rodar una nueva película, porque me siento como estudiante que voy creciendo y aprendiendo. Afortunadamente, ha sido un proceso muy lindo porque son películas que, primero, tienen un reconocimiento gigante, muchos premios, el mismo Goya; pero, sobre todo, a nivel personal, son muy satisfactorias. Porque son películas que a mí me gustan mucho y que me llenan cien por ciento, y eso me deja muy tranquilo.

¿Qué es más importante para usted en una película: los diálogos o los silencios?
Yo creo que exactamente las dos cosas. Pareciera que los diálogos porque en La vida de los peces hay mucho diálogo, pero a veces los silencios toman una importancia mayor y construyen, quizá, mucho más. Es una mezcla de las dos cosas. Lo bueno de llorar, por ejemplo, la película que hice en España, es muy silenciosa. En la cama es una película con muchísimo diálogo, pero a la vez cada silencio hace que la película avance muchísimo y tome mucha importancia. Y La vida de los peces es una mezcla, también, de mucho diálogo y silencio. Me gusta ir mezclando las cosas. Siento que el silencio toma importancia cuando hay un buen diálogo adelante, y el diálogo toma importancia cuando hay un silencio que marca algo importante.

Además, en La vida de los peces desde el inicio se crea mucha complicidad con el espectador.
Totalmente. La idea era que el espectador se sintiera muy reflejado en la historia, como si pudiera ser él. Ver la película a través de los ojos de Andrés y que el espectador pudiera conmoverse con la historia. Lo más lindo que me ha pasado con la película es la gente que se me acerca y me dice: “Esa es mi historia. Increíble”. “Eso me pasó” o “me conmoví, me emocioné”. Eso, como director, es lo mejor que te puede pasar. Y es un poco la idea de la película, que no sea solamente esta hora y media que dura en pantalla sino que permanezca en el espectador. Eso es muy bonito.

Incluso, al inicio de la película hay una parte cómica, cuando está un grupo de amigos reunidos…
Sí.

…y uno dice: “Porque él es tal cosa y el otro es tal cosa y ¿tú qué eres?”.
Sí. ¡Y son amigos! Entonces, habla del dolor, y no solo desde la pareja, también desde la amistad. Como (les ocurre) a ellos: “Pero, ¿cómo, qué somos ahora?”, dicen. “¿Qué somos? Desconocidos hablando del pasado, siempre del pasado".

A puertas de una pérdida.
Claro, también. De una pérdida de un (amigo: Andrés, el protagonista). Él se siente como un turista, también. En su propio país, con sus propios amigos.

Y es irónico porque sus amigos envidian su trabajo, pero a él le aburre.
A él le aburre, sí. Él viaja y está por todos lados, pero él quizás quisiera estar ahí (en Chile), también.


Cortometrajes, largometrajes y un cómodo espacio creativo

Usted ha hecho largometrajes y cortometrajes. Mucha gente ligada al cine considera al cortometraje como un género menor, cinematográficamente, y que es un paso previo y obligatorio para el largometraje. Para usted, ¿el cortometraje es un género menor o tiene la misma importancia?
Tiene la misma importancia. Siento que es un género muy difícil. Contar una historia en poco tiempo es igualmente difícil que hacerlo en más tiempo. A mí me ha ayudado mucho para probar cosas. He hecho muchos cortometrajes después -como estos que me mencionaste tú-: son cortometrajes que hice en festivales o por encargo, pero siempre intenté mantener el sello personal de mis historias. Y me gustaban mucho. Yo los hice casi todos con cámara de fotos o con un celular, para probar cosas de actuación, de guión. Me gustan mucho para aprender los cortometrajes y, también, las películas. Siento que -como te decía- todo me sirve mucho para ir aprendiendo.

A usted le gusta mucho experimentar.
Sí.

Si bien le gusta experimentar yo había visto en YouTube un video donde (usted) tenía todo totalmente programado, a pesar de que era algo muy experimental.
Sí. Es que me gusta experimentar, pero experimentar no es lo contrario de estar programado, en el fondo. Soy muy trabajador. Llego al rodaje con muchísima preparación, rayo la línea de tiempo de la película completa y me gusta probar muchas cosas en los ensayos. Llego muy preparado al rodaje. No es que sea como una improvisación.

¿Usted es de los directores que les da libertad a los actores o es de los que quiere trabajar junto con los actores, muy cerca?
Me gusta estar muy cerca de los actores, me gusta acompañarlos mucho. Siento que les doy libertad en algún momento, pero también los contengo mucho y me gusta estar mucho con ellos, conversar, probar cosas con los actores. Pero lo más importante para mí es proponerles un espacio creativo en el que ellos se sientan cómodos, puedan aportar, podamos conversar y descubrir la película. Siento que hay muchas cosas o detalles que, finalmente, hacen que esto se construya y se convierta en una buena película. Son las cosas que exploramos y descubrimos con los actores.

¿Y cómo se siente en el Festival de (Cine de) Lima? ¿Es la primera vez que viene?
Sí. Había venido antes de turista solamente, a Lima y Cusco, Machu Picchu. Tenía muy buenas referencias del festival, me habían hablado mucho. Había estado (compitiendo en ediciones anteriores del festival con sus películas) En la cama y Lo bueno de llorar. Yo no había podido venir por otro compromiso, en ningún año, y tenía muchas ganas de venir. Mi productor (Adrián Solar) me decía que era el mejor festival de Latinoamérica. Me ha gustado mucho.

¿Le parece el mejor festival de Latinoamérica?
No sé si el mejor, pero de los mejores, seguro. Tiene una programación muy buena, muy fuerte, de películas. Tiene una organización que está muy bien. Y, luego, tiene las salas llenas. Eso es increíble. El ir a presentar la película con entradas agotadas siempre hace que se complete, en el fondo, el círculo de un buen festival, donde hay una buena organización, una buena programación, donde las salas están completas. Entonces, yo lo he disfrutado mucho, lo he pasado increíble. Me parece que la comida del Perú es increíble, la gente es muy linda. Es un placer estar acá.

¿Le gusta el pisco?
Sí. Me gusta el pisco, el cebiche, todo. He comido demasiado.


Un trabajo de largo aliento

Para terminar: ¿cuál es el panorama actual del cine chileno? Porque hay pocas referencias del cine chileno, pero teniéndolo (en Lima) a usted ya podemos ver que hay nuevas generaciones que vienen con fuerza.
Siento que hay un buen momento -como el de la película-, que están ganando premios, películas que están funcionando bien afuera, aparición de universidades que están dando la carrera de cine. Están saliendo muchos técnicos, muchos directores jóvenes. Hay un buen momento. Ojalá que esto se mantenga, que no sean solamente directores jóvenes que aparecieron sino que se prolongue en el tiempo. Que estos directores jóvenes hagan carrera. La idea es ir creciendo. Siento que el cine es un trabajo de largo aliento. Entonces, lo que yo intento conmigo, por lo menos, (algo) muy importante para mí, es la carrera: cómo voy creciendo con cada película.

Usted ha probado la ficción, ¿algún día le interesaría probar el documental?
Sí. Yo no estoy cerrado para nada. Me gusta mucho el trabajo de guión, el trabajo con los actores, pero si algún día surge la necesidad de hacer un documental, seguro que lo voy a hacer.