lunes, 10 de junio de 2013

Enrique Bustos Garay


“Mi lucha es porque haya una real integración de la persona con discapacidad”


Entrevista y foto por Gianmarco Farfán Cerdán


Estar frente a una cámara de televisión y decir cosas interesantes o útiles no es algo fácil. Y si uno es invidente, la dificultad es triple o quíntuple. Enrique Bustos Garay (Lima, 1952) ha sido la primera persona ciega que ha conducido y producido un programa de televisión en nuestro país: Sin barreras, en TV Perú -el canal del Estado, también conocido como canal 7-. Durante más de año y medio, don Enrique demostró una enorme fuerza de voluntad y talento periodístico para llevar adelante su exigente labor televisiva. Cabe resaltar que Sin barreras fue el primer programa que incluyó lenguaje de señas durante toda su emisión.

Además de valiente comunicador social -conduce un programa radial, también-, don Enrique es empresario, jefe del Área de Comunicaciones e Imagen Institucional del Consejo Nacional para la Integración de las Personas con Discapacidad (CONADIS), padre orgulloso, abuelo feliz, cantante de baladas y valses -con discos grabados-, y militante aprista de toda la vida.

Esta entrevista fue realizada el año pasado. Actualmente, otra persona conduce Sin barreras, pero eso no resta ningún mérito a todo lo realizado por el señor Bustos. Él ha marcado un antes y un después para las personas con discapacidad en el Perú. Es un referente.

A veces, pensamos que nuestro día a día tiene muchas dificultades y penurias, pero basta conocer la historia de vida de alguien tan admirable como don Enrique -quien es un ejemplo inmejorable de superación, confianza en sí mismo y amor a la familia-, para darnos cuenta de que nuestras dificultades no son tantas. En realidad, son poca cosa, comparadas con las que él tuvo que afrontar y vencer.


Esta es mi tarjeta.

Muchas gracias.
Está en braille.

Sí, veo acá los puntitos.
¿Por qué? Porque soy una persona que vivo para la inclusión social, para reivindicar a las personas con discapacidad. Entonces, mi tarjeta tiene que ser inclusiva.

Por supuesto.
Por eso es que la he hecho en braille.

¡Qué maravilla! Entonces, siendo usted el primer ciego que tiene un programa de televisión y un programa de radio…
El primer ciego que es productor.

Aparte de conductor.
Claro, aparte de conductor, productor del programa de televisión Sin barreras. Ahí sale en los créditos: “Producción: Enrique Bustos”. Soy el primer ciego que se aventó a hacer televisión. Al comienzo, fue muy difícil. Fue tan difícil que cuando hice el piloto vino una directora de canal siete, Gisel García -es mi amiga ahora-, ve el programa y dice: “¿Puedo comentar abiertamente, Enrique?”. “Lo que tú quieras”, le digo. “Critícame como tú quieras” -porque me encanta afrontar, recibir las cosas en forma frontal. Y si tengo que rectificar algo, lo hago-. Agarra y me dice: “Mira, Enrique, lo que pasa es que es antiestética tu presencia, porque tus ojos se ven un poco blancos y eso no es para televisión”.

¿Esa fue la primera discriminación que sintió en televisión?
Sí. ¿Y quieres que te diga la verdad, Gianmarco? Yo me fui al baño a llorar, porque me afectó. Salí, hablé con ella y sus directores y sustenté mi tesis. Yo dije: “Pero Gisel, yo entiendo y acepto lo que tú dices si lo vas a ver desde un plano estético, televisivo, pero estamos viendo un programa inclusivo, ¿no es cierto? Y así somos las personas con discapacidad. No tenemos por qué camuflarnos ni disfrazarnos. ¡Así somos! Es un programa hecho por una persona con discapacidad, producido por una persona con discapacidad y conducido por una persona con discapacidad. Lo que queremos resaltar es la capacidad y no la belleza estética. Que, si bien es cierto, es válida, este tipo de programas -según mi punto de vista- no soporta una marginación de ese tipo. Justamente, para eso estoy haciendo el programa”.

¿Le propusieron, de repente, en algún momento, ponerse lentes para estar frente a cámaras?
Sí. Pero el tema es que la cámara ilumina y el lente refleja. Incluso, yo me compré unos lentecitos para estar ante cámaras, pero, al parecer, el tema no fue por ahí. Pero el programa (se llevó a cabo) por presiones, por todo. Porque yo, cuando quiero lograr algo, soy muy vehemente, muy terco. Entonces, tuve que movilizar hasta a Alan García, a compañeros, amigos.

¿Usted es amigo de Alan García?
Por supuesto que sí. Soy amigo de Alan García. Lo conozco desde el año 80.

Antes de ser presidente.
Antes de que sea presidente, cuando él era diputado. Y en el 85, también. Yo dirigía un coro. Porque ¡soy músico! Me gusta la música, me gusta cantar, he grabado discos. Y lo conozco a Alan García, lo admiro.

¿Han cantado juntos?
Sí, hemos cantado juntos. Tengo muchas fotos con Alan. Espérame, voy a ver si tengo acá…

Claro.
…un paquetito de fotos (se pone de pie y va a su habitación, que está cerca, con una velocidad asombrosa, sin tropezarse con nada. Regresa a los quince segundos). Esto lo tengo a la mano, de repente, son (va sacando fotos de un sobre manila).

¿Usted es aprista desde antes de Alan?
Antes de Alan. Yo conocí a Víctor Raúl Haya de la Torre.

Lo pudo conocer…
¿Esto qué es, qué dice ahí?

Dice (leo el reverso de una foto): “Nidia Vílchez Yucra. Estimado Enrique: Te agradezco de manera especial por el saludo y presente que me hicieras llegar con motivo de mi onomástico. Cordialmente, Nidia. 14 de mayo del 2010”. Esto es, creo, cuando fue ministra.
Claro, ella era ministra. Nidia, ya tú ves cómo me trata: de Enrique. Igual con Alan.

Con cariño.
Sí, con cariño. Con respeto.

Sí. Veo acá su foto con Alan. Y cuando conoció a Víctor Raúl, ¿qué opinión tuvo?
Quedé impresionado de “El Viejo”, como le llamábamos. Primero, por su valía intelectual, y por sus sueños, que los hice míos. Hasta hoy yo sigo soñando que, en algún momento, América Latina tiene que estar unida. Así como lo ha hecho, después de dos Guerras Mundiales y de tener diferentes idiomas, Europa. Ahora es la Unión Europea y el euro está más fuerte que el dólar. Así me gustaría ver a América Latina: unida. A Sudamérica: siendo los Estados Unidos de Sudamérica.

Está difícil. Porque no podemos hacer, todavía, una moneda común ni una política común, a nivel sudamericano.
Por supuesto que no, pero a eso debemos de avanzar. Porque es la única forma de gastar menos en armamentismo y gastar mucho más en salud, educación, cultura, para nuestros niños, que no merecen el futuro que les espera: niños desnutridos que, si no son alimentados bien antes de los cinco años, más tarde no van a tener un buen desenvolvimiento neuronal, cerebral.

Por supuesto.
¿No es cierto? Entonces, date cuenta: el Perú está creciendo en una forma bastante agradable, Chile esta viendo con alarma -y Ecuador (también)- el crecimiento del Perú, pero no hemos gastado la cantidad de dinero que ha gastado Chile en armamentismo. Entonces, si de esa manera enfocáramos las cosas, sería mucho más coherente el desarrollo de nuestros pueblos sudamericanos.

¿Tiene usted ambiciones políticas?
Por supuesto que sí. Yo fui candidato del partido en el 2006 para parlamentario. No tuve suerte en las elecciones internas del partido y no pasé a la (elección) grande. Si la suerte me acompaña y en el 2016 se presenta el partido, creo que voy a tener una mejor oportunidad. Porque he venido trabajando bastante en la temática de discapacidad y me estoy preparando harto porque soy un cuadro del partido, en ese sentido.

Además que en esta (última) elección solamente ha podido conseguir cuatro escaños el partido aprista.
Claro. No me presenté a esta última elección. No me presenté porque sabía que era difícil y que no teníamos locomotora. Soy consciente de ello. Preferí quedarme trabajando en el CONADIS y seguir capacitándome en el tema de discapacidad, para conocer y manejar de mejor manera la temática cuando volvamos a ser Gobierno.

¿Está seguro que van a volver al Gobierno?
Estoy completamente seguro de ello.

¿Con Alan García?
Con Alan García. Completamente seguro de que Alan García va a ser, por tercera vez, presidente de este país.

¿Y qué opina de esta preparación política que le están haciendo a Nadine Heredia? Desde ahora ya la están casi candidateando para el año 2016.
Yo entiendo que Nadine puede capacitarse, prepararse y ganar -en estos cuatro años- experiencia. Pero si la ponemos en la balanza con la experiencia que tiene García y con el Gobierno que ha hecho el APRA en este último periodo, le ha dejado la valla bastante alta: un desarrollo de 7%, más de 150 000 obras hechas. Realmente, se reivindicó con el pueblo. Si cometió algunos errores del 85 al 90…

Los cometió.
…los rectificó en este último periodo. Aunque me gustó más el Alan del 85 al 90 que el Alan del 2006 al 2011.

¿Por qué?
Porque, para mí, fue mucho más sincero, más consecuente, más vehemente con las ideas de Víctor Raúl. Y enfrentarse a los poderes que se enfrentó… Recordemos que en ese momento era otro el contexto internacional: había Guerra Fría, todavía no caía el Muro (de Berlín).

Así es.
Ni se pensaba que caía. Y Alan tuvo, de repente, la valentía o la candidez de enfrentarse a Estados Unidos y decirle muchas cosas, como: “Si aquí producen droga es porque, allá, usted tiene la mayor cantidad de consumidores. Controle usted a sus consumidores y nosotros controlaremos, acá, a los que producen”. Fue un momento bastante difícil cuando nacionalizó la banca. No estaba de acuerdo con ello, pero fue una reacción más que una acción. Porque, realmente, se dio cuenta que la derecha peruana, otra vez, jugaba por sus intereses y no por el interés del país.

¿No habrán sido, también, los excesos de la juventud de Alan García?
También, por supuesto. Pero yo siento que Alan, del 85 al 90, fue mucho más consecuente.

Era mucho más aprista.
Claro. Porque del 2006 al 2011 entiende ya que otro es el contexto internacional, que ya había caído el Muro de Berlín y ya era otro mundo. Que vivíamos en un mundo globalizado y no había otro camino. Que el comunismo había caído. Enmendó errores y gobernó, según mi punto de vista, para satisfacer el interés de los poderosos. Claro que le dio al país desarrollo, crecimiento, inversión, pero…

¿Pero usted no cree que ahora, también, este capitalismo ha llevado a los excesos que se están viendo en Europa, donde ha generado tanto desempleo y muchísimos europeos están emigrando de sus países hacia otros continentes?
Claro que sí. Realmente, el capitalismo tiene sus ciclos. Y yo creo de que no solamente en Europa: el mismo Estados Unidos está sufriendo el desempleo porque China ha venido a distorsionar el mercado mundial. China exporta al mundo productos de pésima calidad, que te duran dos meses y desaparecen en tu hogar, que son de usar y botar. Es que no le preocupa la calidad. Aparte, el salario que gana un chino está por debajo del promedio que pagan en Estados Unidos, Europa o muchos países de Latinoamérica.

Es explotación pura.
Es explotación pura. Es capitalismo de Estado, como decía Víctor Raúl. Capitalismo de Estado que hoy está distorsionando el mercado mundial.

¿Qué va a pasar ahora con el APRA que, necesariamente, ha tenido que reformular las propuestas ideológicas de Víctor Raúl Haya de la Torre, de principios de los años 30? ¿Qué pasa ahora con el APRA: se tiene que ir más a la derecha o al centro? ¿O usted piensa que todavía se pueden mantener las ideas iniciales de Víctor Raúl Haya de la Torre, que eran mucho más de izquierda?
Entiendo que el APRA, como todo, y la doctrina de Víctor Raúl Haya de la Torre, no pueden ser estáticas. Cuando Víctor Raúl escribió La defensa continental (1942, Buenos Aires) o escribió Treinta años de aprismo (1956, México), y pioneros libros como El antiimperialismo y el APRA (1936, Santiago de Chile), eran otros tiempos. Hoy, el mundo va cambiando. Ya cambió enormemente, pero la idea sustancial de Víctor Raúl no va a cambiar. Seguiremos soñando un Sudamérica unido. Así cambien las cosas, la unión hace la fuerza. Estoy seguro que estaríamos en mejores condiciones frente a China, Estados Unidos y Europa, si nos unimos.

Me ha gustado mucho escucharlo hablar de política. Me habían contado su hijo y su nuera que tenía esos intereses, pero no pensé que eran tan profundos.
Yo soy aprista de corazón. Orgulloso de ello. Y pienso que todos los partidos políticos deben tratar de fortalecer sus bases. Porque una democracia sin partidos políticos es bastante endeble.

Sí, es cierto. Y que sean partidos sólidos.
Claro.

No estos partiditos que surgen cada tres años.
Justo para elecciones y después desaparecen.

Exacto.
Que sean partidos sólidos, como el APRA, el PPC, Acción Popular. Hago votos porque se recomponga y vuelva a ser el Acción Popular de la lampa y de la fuerza que tuvo cuando el arquitecto Belaúnde Terry estaba vivo. Un gran hombre, también.

Esos grandes hombres no se repiten muy a menudo, lamentablemente…
Ja, ja, ja…

…en nuestra política nacional.
Mariátegui, Víctor Raúl…


Inesperado cambio de vida

Entrando a su lado biográfico, usted no nació ciego.
No nací ciego.

Perdió la vista a los...
A los diecisiete.

¿En un accidente de tránsito?
Sí.

¿En moto?
Sí.

Entonces, tuvo diecisiete años para poder disfrutar la visión del mundo.
Sí. Para mí, es muy importante el haber visto. Porque tengo un concepto claro de lo que es el mundo, de lo que son los colores de la naturaleza, el verde de las plantas, cuando el Sol brilla, el ocaso. Tantas cosas lindas que se me dio la oportunidad de poder ver y que no se me borran. Recuerdo aún, clarito, como si lo estuviera viendo, el ocaso: cuando parece que el Sol se mete en el mar. ¡Qué lindo cuando tú estás en la playa, ves al fondo el horizonte y el Sol está bajando al agua!

Sí.
Luego, te digo que hay muchos productos, como la carretilla amarilla de D’Onofrio y sus letras azules, triangulares; como la leche Gloria: la mitad azul, la mitad blanca. Y muchas cosas que no se van a borrar de mi cabeza.

Entonces, por estas dos etapas que usted tuvo -de haber visto el mundo y después ya no haberlo podido ver-, habrá sido un cambio mucho más duro que (para) la gente que nace con discapacidad y vive siempre en la ceguera o son siempre sordos. En su caso, usted vio y después cambió totalmente su vida. ¿Cree que ha sido más duro para usted la ceguera que para otras personas que son, de nacimiento, ciegos?
Entiendo que sí es mucho más duro, para mí, el haber visto y luego haber perdido la visión. El que es ciego de nacimiento no va a extrañar nada. Porque uno no extraña nada de lo que nunca tuvo. Ellos no tienen el concepto claro de lo que es ver. En un comienzo, me chocó muchísimo, fue un momento de luto. A la edad de diecisiete años, yo me orinaba en la cama, porque me afectó tanto emocionalmente que no podía soportarlo, pero luego fui superando poco a poco este tema, aunque siempre me va a afectar. Porque me afecta en este momento que yo hablo de cómo perdí la vista. Me afecta, pero es mi realidad. La tengo que aceptar y tratar de integrarme al mundo como soy. Lo contrario es abandonarme.

¿Hubo alguna persona, idea o creencia a la que usted se aferró para salir adelante en ese momento tan difícil de su vida?
En ese momento renegué de Dios. Totalmente. Me enemisté con él y luego, poco a poco, a los seis meses, empezó a pasar, empecé a aceptar. De repente, el signo que tengo… Soy muy alegre, no podía permanecer tanto tiempo en la tristeza, tenía que reaccionar de alguna manera. Me ayudó mucho un amigo que tengo hasta hoy, Jorge García, quien me sacó prácticamente del último cuarto de mi casa, del cual yo no quería salir por meses, y poco a poco me fue llevando a la calle. Y, luego, el conocer a Martha.

¿A los cuántos años la conoció?
La conozco a ella como cuarenta años, aproximadamente. Entré al Club Parroquial San José. Jorge y Roberto, dos amigos que me ayudaron, teníamos dieciocho años y me llevaron al club parroquial. Yo pensé que las chicas y el ambiente se iban a burlar de mí, de que yo estaba ciego. Te juro que fue muy difícil. Pero cuando entré al Club Parroquial San José, que es parte de mi vida, me dieron una acogida tan noble, tan cariñosa… Siempre fui uno más del grupo. Me hicieron sentir como que ellos no se dieron cuenta de que yo era ciego.

¡Qué bueno!
Y ahí conocí a Martha. Ahí conocí a muchos amigos que hace más de cuarenta años estamos juntos.

Cuando nacen sus hijos, ellos se vuelven el motor total de salir adelante y no dejarse nunca…
Amilanar.

…ponerse triste ni amilanar.
El tema es que acá hay contradicciones. Porque la alegría de tener a mis hijos es inmensa, pero dentro de eso, también, una de las cosas que siempre me preocupó, pero que nunca le quise dar cabida -porque siempre a estas cosas hay que tenerlas bien envueltas, el tacho de basura bien cerrado-, fue el no poder conocerlos. El tener todo el concepto de la vida, pero no haberle mirado la cara a mis hijos. Es algo que siempre lo llevo un poco (con tristeza), pero compensa la felicidad de saber que los tengo. Y que son muchachos…

Profesionales.
…con valores. Son muchachos profesionales. Saben lo que es el amor a Dios, el respeto a sus padres, el respeto al prójimo. Ellos viven dentro de esa escala de valores que es fundamental. Son muchachos -gracias a Dios y a la vida- exitosos. Caminan bien y me llenan de contento.

Al respecto, su hijo Juan Manuel me comentaba: “Lo admiro mucho, más de lo que él cree”.
(El señor Bustos sonríe ampliamente).

Y, también, que “me enseñó a tener valor y a no dejarme caer por las cosas difíciles que me tocaron vivir”. Por último, dice de usted: “A veces, la gente no cree en él, pero él igual se lanza”.
Sí. Eso es lo importante. Yo te digo: la gente no cree en mí, la gente no ha creído en mí nunca. ¡Siempre me han visto por encima del hombro, donde voy! Si entro a una reunión social, yo soy de los que digo: “El ciego tiene que integrarse”. Nunca fui partícipe de la Unión de Ciegos ni de la Unión de Sordos ni de la Unión de Cojos. Yo siempre dije: “Eso es marginación de grupo”.

Un ghetto.
Claro. Yo tengo que ser integrado a la sociedad. Me integré, gracias a Dios, con mi esposa, mis hijos y todo un grupo de amigos. Y cuando vamos a un sitio exclusivo, siento que la gente me mira. La gente dirá: “¿Y qué hace este cieguito acá?”. Cuando he salido a un buen sitio a comer con mis hijos, con mi esposa, me acuerdo que una señora comentaba: “¡Qué bien! Mira a la familia: ha sacado al señor, que es cieguito, a comer”. Y mi hija le dice: “No, señora. El cieguito ha sacado a la familia a comer”, ja, ja…


Arriesgó todo por hacer empresa

Me encanta su historia de vida. Usted el año 1992 crea BUSMAR GLASS.
Sí.

Su empresa de lámparas.
Sí. Una empresa de productos de iluminación.

La primera curiosidad que tengo es: ¿BUSMAR, (BUS) viene de Bustos y MAR de Martha, que es su esposa?
BUS viene de Bustos y MAR de Martha Martínez. Y mis hijos son Bustos Martínez. Entonces, son BUSMAR.

Perfecto. Están combinados ahí los dos.
Los dos apellidos (sonríe).

Y cuando empieza su empresa el año 92, después de haber estado en Panamericana Televisión…
Sí.

…y en Radioprogramas...
Estuve en Panamericana desde el año 85. No quiero dejar de mencionar a un hombre valiosísimo como es Héctor Delgado Parker. También a Carlos Paz Caferatta y a Gregorio Tello Idiaques. Ellos tres ya son finados, pero son grandes hombres, como lo es Manuel Delgado Parker y Genaro Delgado Parker. Los hermanos Delgado Parker son grandes personas y me dieron la oportunidad de trabajar con ellos. Trabajé del 85 al 92. De allí me salgo con la ilusión de tener una empresa. Allí es donde -con el dinero que recibo de una compensación- pongo BUSMAR, pero tuve que hipotecar la casa.

¿Cuál era su cargo en Panamericana Televisión?
Era periodista redactor.

Después, dice que hipoteca la casa.
Hipotequé mi casa, esta casa, sí. La hipotequé para poder tener plata para levantar la empresa.

Se jugó todo.
Me jugué todo. Vendí los sillones, el juego de comedor, la cocina, el Frigidaire. Vendí todo.

¿Qué le decían sus hijos que, todavía, estaban chiquitos?
A mis hijos y mi mujer: gracias a ellos. Porque si yo decía: “Martha, ¿sabes qué? Sueño con irme a la Luna” y volteaba, Martha ya estaba haciendo las maletas para irnos a la Luna. Ellos jamás me recriminaron. Siempre me apoyaron. Yo les había comprado un Nintendo a mis hijos -a Juan Manuel y a Katty-, era Navidad, la empresa no daba, el comenzar era muy duro. Llegó la víspera de Navidad: no habíamos vendido nada. No teníamos (dinero) para esa Navidad. Manuelito tendría doce años y me dice: “Papá, pero ¿por qué estás triste?”. “Porque no hay plata, hijo. Hoy día es Navidad”. “No te preocupes, sí tenemos plata”. “¿Cómo que tienen plata?”. “Acá tenemos cien soles”. “Pero, ¿de dónde? ¿Cómo han hecho? ¿Qué has hecho, Manuelito, para tener plata?”. “Papá, hemos vendido el Nintendo”.

¡Qué maravilla!
Y pasamos una Navidad (sonríe)… Tuvimos para la cena, porque ellos habían vendido su juego.

Claro. Para poder pasarla bonito juntos.
Sí. Siempre ellos tuvieron presente que lo material no importaba, que lo que importaba era la unión de la familia.


Fabiana o la felicidad de ser abuelo

Qué bien los ha criado. Ahora, usted ya es abuelo de Fabiana.
Ya me vas a agarrar por el lado débil. ¡Esa mujer es mi pasión! Esa es la que le sacó la vuelta a Martha y a Katty. Yo tenía dos mujeres en mi vida, que eran Martha y Katty. Pero, hoy, una mujercita se metió y las destronó. Ella es mi nieta Fabiana.

¿Y cómo su nieta lo ve a usted? De hecho, le han dicho: “Tu abuelito tiene ceguera”, pero ¿en algún momento le ha hecho una pregunta al respecto o no?
Primero: es una niña muy inteligente. No es porque sea mi nieta sino que su madre es muy inteligente y su padre es muy inteligente. Y la niña es muy hábil. Me preguntaba, al comienzo: “Abuelito, ¿y qué pasó con tus ojitos?”. Luego, ya aceptó y juega conmigo. Creo que no hay abuelo que juegue con su nieta como yo. ¡Juega pelota conmigo! Pone la pelota allá (señala el otro extremo de su sala), nos tiramos la pelota y jugamos fútbol. Luego: “Abuelo, ¿vamos a jugar al caballo?”. Me pone gateando en el suelo, ella se monta en mi espalda y la paseo por toda la casa. Soy su caballo.

Ella es una llanera solitaria.
¡Ella es una llanera solitaria encima de su caballo viejo! Ja, ja, ja…

Ja, ja, ja…
Esa es mi nietecita linda: Fabiana.

¿Qué se le debe decir a un niño o a una niña cuando son pequeñitos para que tomen este tema de la discapacidad como, simplemente, una condición distinta de vida? No es una limitación. Porque mucha gente (dice), como usted mencionaba hace un rato: “Llegó un cieguito y un cojito”. Siempre esa minimización, hasta en la descripción.
Claro. Siempre hay ese mirar en forma peyorativa a la persona que tiene algún tipo de discapacidad.

Con pena.
Sí. Es una posición lastimera.

¿Y qué es lo que se le debe decir a un niño, cuando es chiquito -para que le quede grabado-, de que no es algo triste sino, simplemente, algo distinto?
Primero: hacer como he hecho con Fabiana. Ella, al comienzo, me decía: “Abuelito, tus ojitos”. Abuelito, que esto; abuelito, el otro. Me hacía mil preguntas. Le contestaba de una forma totalmente natural, me ponía a jugar con ella y le demostré que, en la praxis, era un abuelo completo. Ella asimiló y, de la forma más natural, juega conmigo, pero no deja de tener en cuenta sus consideraciones. “No, porque mi abuelito no ve”, dice. A veces, su papá o mi esposa juegan conmigo -como siempre lo hemos hecho- de manera cruda y mi nieta sale en defensa mía. Dice: “No, papá, no le hagas así a mi abuelito”. “¿Por qué?”. “Porque mi abuelito no ve”. Ella tiene ese sentimiento hacia su abuelito.

De protección.
De protección. Ella percibe que su abuelito es diferente, pero el trato de ella conmigo es totalmente inclusivo. Con decirte que hay momentos en que me trae una fotografía para que yo la vea (sonríe). Después: “¡Ay, abuelito, tú no ves!”, recién reacciona.

La inocencia.
La inocencia de la criatura es linda. De verdad que Fabiana ha venido a llenar totalmente la copa de felicidad del hogar, al tener una nieta como ella.

Me alegra mucho escucharlo decir eso. El último tema que quería tocar era: me han dicho que usted canta. Me encantaría poder escucharlo un poquito, si no es mucha molestia.
¡No, qué ocurrencia!

¿Y qué genero (musical) le gusta a usted?
Yo soy baladista. Me encantan las baladas. Pero, también, canto valses (alcanza la guitarra que está cerca al sofá y empieza a desenfundarla).

¿Y a sus hijos, también, les ha inculcado el amor por la música?
Sí. A mis hijos, también. Esta guitarra es de Juan Manuel. Pero yo quisiera que destaques que soy un especialista en la temática de discapacidad. Eso es lo que quiero dejar claro: que mi vida, desde hace diez años, la he centrado en apoyar a las personas con discapacidad.

Claro. Tiene un programa de radio desde hace once años y tiene un programa de televisión desde hace…
Un año y medio.

Y, además, tiene un cargo directivo, como Jefe de Imagen y Comunicaciones en el CONADIS.
Sí.

Es una persona profesionalmente dedicada a este tema.
Claro. Al tema de discapacidad. Y mi lucha es porque haya una real integración de la persona con discapacidad.

Sí. Todos queremos eso. Porque falta, sobre todo, mucha infraestructura en la ciudad de Lima para el discapacitado.
Claro. En accesibilidad, en normatividad y en todo sentido. Por ejemplo, así como hay un 30% para el género mujer en las listas políticas, en las listas al Parlamento; así como hay un 20% para la juventud, también debería haber -y estamos luchando para que así sea- un porcentaje separado para que las personas con discapacidad tengamos participación política. (Somos) cuatro millones de personas con discapacidad.

¡Cuatro millones con discapacidad en el Perú!
Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud, del 9 de junio del 2011, el 15% de la población del mundo son personas con discapacidad. Mil millones en el mundo somos personas con discapacidad. Y si nos regimos por esos números -en el Perú somos treinta millones-, el 15% son cuatro millones y medio de personas con discapacidad.

Es un número bastante elevado.
Claro. Es un número bastante alto. Y los accidentes de tránsito siguen generando personas con discapacidad. Y la violencia en la sociedad sigue generando personas con discapacidad. Y si tú ves que la ancianidad, también, es considerada como parte de las personas con discapacidad, pues cada día va en aumento.

Es cierto.
Entonces, tenemos que tener una representación política en el Parlamento. Ahora, hay cinco personas con discapacidad en el Parlamento y esta vez se ve mucho más el avance de la temática discapacidad y de políticas de discapacidad. Nos vamos a la música (comienza a afinar su guitarra).

¿Usted afina solo la guitarra, también?
Claro que sí. ¡Cómo no! La que me da más trabajo, ¿sabes quién es?

¿Quién?
Fabiana. Porque ella viene y ¡jua, jua, jua!: me mueve todas las clavijas. Ja, ja…

Ja, ja…
Y luego hay que arreglarlas (sigue afinando su guitarra). ¿Te gusta la música?

Me encanta.
(Sigue afinando. Unos segundos de silencio. Se concentra y empieza a cantar) Ayer cuando te vi, estabas frente al bar, pero no me miraste. Entonces comprendí que nuestro gran amor muy pronto le olvidaste. Y me quedé en el bar llorando mi dolor, llorando por tu adiós. Cómo borrar en esas páginas del alba, aquellas horas que contigo yo escribí. Mi corazón sin yo querer perdió la calma y la esperanza ayer, cuando te vi. Cómo salir del laberinto en que camino, si no me das jamás tu mano para andar. Cómo aceptar frente a la vida mi destino, si en esta vida no te dejaré de amar. Tu ru ru rú, tu ru ru rú, tu ru ru rú. Sentí mi corazón temblarle de emoción ayer cuando pasaste. Y te quise decir mil cosas sin hablar, pero no me miraste. Y me quedé en el bar, llorando mi dolor, llorando por tu amor.

(Aplaudo). Muchas gracias. Me gustó mucho.
(Sonriente) Me gustan las de Manzanero, también. Por ejemplo, esta, mira…

Cualquiera de Manzanero. Son bien bonitas.
Contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones. Contigo aprendí a conocer un mundo nuevo de ilusiones. Aprendí que la semana tiene más de siete días y a hacer mayores mis contadas alegrías. Y a ser dichoso yo contigo lo aprendí. Contigo aprendí a ver la luz del otro lado de la Luna. Contigo aprendí que tu presencia no la cambio por ninguna. Aprendí que un beso puede ser más dulce y más profundo, que puedo irme mañana mismo de este mundo, las cosas buenas ya contigo las viví. Y contigo yo aprendí que yo nací el día (en que te conocí).

(La señora Martha había estado observando a su esposo, de pie, con los ojos llenos de calidez y emoción, mientras él interpretaba estas dos canciones. Y le aplaude mucho. Como a una estrella de la canción romántica).