miércoles, 2 de febrero de 2011

Tania Libertad



“Toda mi creatividad la enfoco en la interpretación”


Entrevista y foto por Gianmarco Farfán Cerdán

Dedico esta entrevista a mi amada abuela materna

Una de las mejores cantantes latinoamericanas es peruana: Tania Libertad (Zaña, Chiclayo, 1952). Cada año su voz mejora como el buen vino y sus interpretaciones son más profundas. Ella posee la hermosa capacidad de emocionar hondamente a cualquiera con su fino canto, el cual a veces se confunde con una oración, otras con una caricia e incluso con un trueno (dependiendo de la canción que interprete). Menudita y jovial, la señora Libertad posee, además, un gran magnetismo cuando uno la trata en persona. Del mismo modo, transmite mucha sencillez y verdadera convicción en su vasto talento musical.

Quien la escuche interpretar Concierto para una sola voz (de Saint-Preux. Un video de este tema en YouTube, donde la cantante chiclayana se presenta en 1994 en el programa mexicano En Vivo, tiene más de 586 mil visitas hasta hoy), Razón de vivir (de Víctor Heredia), Cuando sale la luna (de José Alfredo Jiménez), Cardo o Ceniza (de Chabuca Granda), Papel mojado (de Mario Benedetti) -a dúo con Joan Manuel Serrat-, El pastor (de Cuates Castilla), Tu voz (de Juan Gonzalo Rose), La Rosa de Hiroshima (de Vinicius de Moraes) o Sin la luna (de Alejandro Filio), por mencionar solamente algunos temas, se dará cuenta al instante que se trata de una de las grandes artistas musicales iberoamericanas.

Ella empezó su carrera artística desde muy niña -ganando diversos festivales en Chiclayo-, ha grabado más de cuarenta discos (entre solistas y con otros artistas), ha vendido millones de copias de sus discos, ha cantado junto a estrellas de nivel mundial y en importantes escenarios de todo el orbe, ha sido presentadora de televisión de dos programas musicales (Tania Presenta y Danzas y Canciones del Perú, durante la década de 1970), y ha ganado el Grammy Latino a la Excelencia y Trayectoria Musical en 2009. Además, en 1997 ha sido reconocida con el título de Artista de la UNESCO para la Paz, ha sido condecorada como Comendadora por el Gobierno del Perú, ha merecido la Orden del Río Branco de parte del Gobierno del Brasil y, en enero de 2010, ha sido nombrada Embajadora Iberoamericana de la Cultura por la Secretaría General Iberoamericana, en Madrid. Igualmente, ha recibido la Medalla de Lima en marzo de 2010, y ese mismo mes fue reconocida como Hija Predilecta de la ciudad de Zaña. Luego, en mayo del mismo año, fue nombrada Huésped Ilustre de la ciudad de Buenos Aires, junto al cantante brasileño Caetano Veloso. Y en enero de 2011 ha sido distinguida como Huésped Ilustre de la Municipalidad Provincial de Arequipa.

Por si todo esto fuera poco, el portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, le dedicó elogios a su talento musical, en el prólogo del disco La vida ese paréntesis. Tania Libertad interpreta poemas de Mario Benedetti (1998): “...La primera vez que oí cantar a Tania Libertad tuve la revelación de las alturas de la emoción a que puede llevarnos una voz desnuda, sola delante del mundo, sin ningún instrumento que la acompañara. Tania cantaba a capella La paloma de Rafael Alberti, y cada nota acariciaba una cuerda de mi sensibilidad hasta el deslumbramiento…”.


Muchísimas gracias de estar aquí con usted.
Gracias a ti, Gianmarco.

Quería empezar la entrevista preguntándole: de la Tania Libertad que vino a Lima en 1967, de esa chica de quince años con tantos sueños, a la que es usted hoy en día, ¿cuánto queda de esa Tania Libertad?
¡Queda todo! Porque cuando uno tiene los pies bien puestos en la tierra, vive sus procesos naturales de crecimiento, de madurez, pero los valores siguen siendo los mismos. Sigo creyendo en las mismas cosas: la libertad, la justicia, la paz, la tolerancia. Hay mucho de esa Tania Libertad. Sobre todo cuando tengo que abordar algún escenario, ahí me doy cuenta que soy la misma. Porque me entran los mismos miedos. Soy como una principiante cada vez que voy a empezar un concierto: es como si fuera el primero de mi vida. Entonces, queda mucho de esa Tania Libertad del 67. Lo demás ha sido un crecimiento en otros niveles. A nivel artístico, experiencias distintas, conocimientos de otras cosas, pero la esencia de la persona sigue siendo la misma. La misma materia, el mismo espíritu.

Uno puede pensar que alguien que ha cantado en el Palacio de Bellas Artes de México (donde se han presentado María Callas, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, entre otras leyendas) o en el Blue Note de Nueva York ya no tiene ningún temor frente al público.
No, al contrario. No sé cómo sean los demás artistas, yo sí sigo teniendo mucho miedo antes de abordar un escenario. No importa cuál sea. Yo he estado en escenarios mayores como el Sydney Opera House, el Olympia de París (donde cantaron los míticos Edith Piaf, Charles Aznavour, Aretha Franklin, Frank Sinatra, James Brown, The Beatles y The Rolling Stones), todas las universidades de Estados Unidos, el Hollywood Bowl, el Lincoln Center en Nueva York, en África -que de pronto te puede entrar un pánico: ¿quién me va a conocer en África? Y, sin embargo, terminaba yo cantando a teatros llenos y dando conciertos que fueron muy exitosos-. Pero al empezar tú no sabes qué va a pasar. Es como cuando vas a empezar una relación con alguien. Siempre es difícil saber en qué va a terminar esa relación (sonríe). Así es el comienzo de un concierto: no sabes en qué va a terminar. No sabes si va a terminar en un gran éxito o un gran fracaso.


Cincuenta años cantando y creando nueva música

Y su relación con la música durante todos estos años, ¿cómo la calificaría, si tuviera que definirla en pocas palabras? Viéndola en perspectiva, haciendo un resumen de todos los años vividos.

Pues yo la vería como algo que creció enormemente, que creció, muchas veces, a pesar de mí. Muchas veces. A lo mejor yo estaba destinada a ser otro tipo de artista, pero ha sido una carrera con muchos matices. Y (lo) sigue siendo. Es una carrera muy joven, a pesar de todos los años. Son cincuenta años cantando y, sin embargo, sigue siendo una relación joven la mía con la música, porque no me he dejado invadir por la… A veces, los cantantes a una determinada edad o después de muchos años de cantar se resignan a tener un determinado repertorio y ahí se quedan. Yo, si no canto cosas nuevas, si no estoy inventando nuevos arreglos y no estoy inventando fusiones, no estoy tranquila. Entonces, la puedo resumir en algo: como una carrera en constante movimiento. No quiero decir que va pa’ arriba, va pa’ abajo: en constante movimiento. No sé si ha sido bueno o malo, pero en movimiento siempre (sonríe).

Claro, porque usted es una amante de la experimentación.
Sí.

Es impresionante revisar los géneros musicales que usted ha cantado. Uno dice: pero, ¿cómo es posible: tantos géneros?
Sí. Ahora ya no sería posible. Lo que pasa es que cuando yo empecé los géneros no eran tantos. Ahora hay 800 mil géneros. Desde el chill out, hip hop, rap, y toda la serie de…

Y muchos, en verdad, son como primos.
Son muy parecidos. Nomás que le cambian el nombre.

Para vender.
Sí. Yo creo en el destino y mi destino estaba en eso, en hacer una música que abarcara mucho más allá del folklore y del país donde nací. Entonces, es ahí que empiezo a cantar, primero, folklore latinoamericano y ya en México volví a cantar los boleros que cantaba de niña. Después empiezo a querer mezclar todo. Es ahí donde realmente me encuentro cómoda: cuando canto lo que se me da la gana, a la hora que se me da la gana y en donde se me da la gana.


Buena letra con música que toque almas

¿Cuál es el requisito principal que exige de un tema para poder incluirlo dentro de uno de sus discos? ¿Qué debe tener un tema para que a Tania Libertad le guste y lo cante?

Me tiene que emocionar, básicamente. Soy un poquito exigente con las letras, tienen que estar bien construidas, bien hechas. No necesariamente ser poesía, pero tienen que estar bien hechas. Provengo de una generación que aprendimos muy bien el castellano, la puntuación, los verbos y todo. Además, me toca en suerte convivir mucho con la intelectualidad peruana y, luego, con la intelectualidad mexicana. La letra tiene que estar bien hecha, bien construida, y la música me tiene que emocionar, me tiene que tocar, me tiene que llegar al alma. Si no me convence a mí, yo no puedo convencer a un auditorio con esa canción. Es muy sencillo. Nada más eso.

Usted tiene la poco común y gran cualidad de hacer suyos muchos temas de otros autores. De darles un toque personal. Ya no son de José Alfredo Jiménez, Fito Páez, Alejandro Filio, sino que se vuelven temas de Tania Libertad. ¿Cómo puede convertir lo que otro puso con su propio espíritu en el espíritu de Tania Libertad?
Porque creo que la interpretación es otra forma de creación. Si uno no hace una interpretación diferente, es como si estuvieras copiando la de otro. Creo enormemente en que como no he tenido el talento para componer -he compuesto dos o tres cosas, pero no soy una compositora-, todo mi esfuerzo y toda mi creatividad la enfoco en la interpretación. Y trato de que sea distinta, trato de que tenga el sabor, el aire y el tiempo que corresponde. Sé que es difícil superar a los propios compositores. Soy de las que cree enormemente que los que mejor cantan sus canciones son los compositores. Las canciones de Chabuca Granda me gustaban más que nada cantadas por Chabuca, las de Manzanero más que nada cantadas por Manzanero. Entonces, para poder superar eso tengo que hacer todo un trabajo de entendimiento: primero, del sentimiento y, después, rehacerlo y acomodarlo a mi propia visión de esa canción. No me gusta hacerlo igual que lo hacen los demás.

Hay algún tema que sea como su amuleto durante sus conciertos o (que) en su casa de repente lo cante y diga: “Este tema me hace feliz más que cualquier otro”. ¿Tiene alguno en especial?
No, ja, ja, ja. No tengo ninguno. Es por épocas. De repente, se me queda una canción dos días en la cabeza y la estoy cante y cante. Ahora que tuve que ir a Arequipa (donde la nombraron Huésped Ilustre), había canciones dedicadas a Arequipa que me sabía. Y las aprendía porque yo era presentadora de televisión todos los sábados y presentaba a cantantes y oía las canciones. Era esa etapa de la vida de todo el mundo (en) que somos como esponjas. Que oímos una o dos veces la canción y ya nos la aprendemos. Entonces, estuve preparando dos canciones para Arequipa. Allá, en México, hice un arreglo específico -porque los arreglos los hago yo- para ambas canciones y, todavía, las tengo girando en mi cabeza. El regreso -que es de Mario Cavagnaro- y Melgar, que es: “Blanca ciudad / de eterno cielo azul / puro sol…”. Hice un arreglo que a los arequipeños les encantó. Le encantó, por ejemplo, a Víctor Dávalos, que fue del dueto Los Hermanos Dávalos, a quien yo presentaba en Danzas y Canciones (del Perú). Él estuvo en el concierto y me dijo que le había fascinado la versión de Melgar. Tengo, todavía, girando en mi cabeza esas canciones. Antes de eso, la anterior que había estrenado es Honrar la vida de Eladia Blázquez. Y así, como voy estrenando y estrenando canciones, no renuevo un repertorio completo sino (que) voy quitando unas y agregando otras. Y, de repente, ya es otro repertorio.


Latinoamérica no tiene fronteras

Hay un sentido integracionista en su forma de elegir las canciones. Sobre todo un sentido integracionista latinoamericano. Canta canciones de Víctor Heredia, Chabuca Granda, Vinicius de Moraes, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez. ¿Esto ha sido premeditado: elegir canciones de todos lados para sentirse latinoamericana? ¿O fue algo (de lo) que usted se dio cuenta más tarde, (porque) no lo había planeado?
No, yo no necesito de un repertorio para sentirme latinoamericana. Yo soy latinoamericana. Siempre fui una gente que se adhirió a este pensamiento de Simón Bolívar. Para mí, Latinoamérica es una sola. Las fronteras las pusieron por intereses de todo tipo: territoriales, económicos, políticos, pero Latinoamérica es una sola. Las tres grandes raíces están ahí: la indígena, la española y la negra. Están presentes en toda la cultura: en la comida, las danzas, la música, la poesía, la pintura. Y yo no hice más que darme cuenta de eso: que un huapango es muy parecido a una zamba argentina, y que una zamba argentina es muy parecida a una marinera peruana.

A la hora del “ta-tá, ta-tá” (hago este sonido rítmico con la voz y las manos).
Claro. A la hora del… Claro. Yo no estudié nunca música, pero no necesito tampoco saber escribir notas para darme cuenta que venimos del mismo lugar. Este mismo repertorio que canto aquí no lo hago específicamente para el Perú, porque si no cantaría puro vals peruano. Este mismo concierto lo hago en Colombia, Puerto Rico, Argentina, Australia, Europa, Estados Unidos, y la gente se deja llevar. La gente no pregunta: "¿De dónde es esta canción?". No. Lo que yo he hecho con mi trabajo es darle un carácter universal. Por eso es que los arreglos son diferentes, también. Por eso es que no encuentras la guitarra llorona para cantar un vals. No. El vals lo he hecho, pero con unos arreglos minimalistas que van, a veces, con puro piano nada más, y por ahí entra el cajón. He tratado de ponerle un vestido distinto, pero sin que pierda su esencia. Está la raíz ahí presente, pero no es folklore de un determinado lugar. ¿Por qué? Porque así lo he decidido yo y porque cuando lo canto en otro lado, nadie jamás me ha preguntado: "¿De dónde es esta canción?". Si es ecuatoriana, si es peruana, si es colombiana. No. Son canciones universales y sus compositores son universales.


José Alfredo Jiménez: el mundo canta sus rancheras

Usted tiene una admiración muy clara por José Alfredo Jiménez.
Sí.

Y ha grabado dos discos de sus canciones. Hay un tema maravilloso: Cuando sale la luna.
Sí.

Y muchos más: Ella, El Jinete.
Sí.

El tema Cuando sale la luna, sobre todo, le encantaba a mi abuela con la voz de Pedro Infante…
Ajá.

…y la versión que usted hace, también. Siempre está la sombra, cuando hay un gran tema, del cantante que hizo (famosa) esta canción. Puede ser insuperable. Pero su versión, también, llega muy profundamente. Este amor a José Alfredo Jiménez, ¿cuándo surge en usted?
Aquí, en el Perú, conocen mucho a José Alfredo. Yo, desde que era muy chica, cantaba canciones rancheras. Porque la televisión en Chiclayo empezó con repeticiones de las películas mexicanas. Ahí oía yo todo ese repertorio y lo aprendía. Entonces, cuando he llegado a México ya me sabía todas las canciones de José Alfredo, "Cuco" Sánchez, Ferrusquilla. De todos los compositores de rancheras, sobre todo. Y, por supuesto, de boleros de Manzanero, Cantoral, y todos ellos.

Con Manzanero ha tenido muy buena química.
Sí. Porque yo le abría los conciertos aquí. Yo en el 68, 69, ya le abría los conciertos aquí a Manzanero. Ya al llegar a México hicimos una muy buena amistad. Si tú le preguntas a cualquier peruano: ¿esta canción (es de Jiménez)? Se saben todas las de José Alfredo. Cualquier peruano. Te digo porque he estado en reuniones de peruanos en México. Empezaba a cantar rancheras y todo el mundo las cantaba, pero a grito pelado, y lloraban, además. Es ahí cuando te das cuenta de la capacidad de ser universal de un compositor. Y José Alfredo tenía esa capacidad para hacer canciones. Todo mundo las ha cantado. Las han cantado los españoles, los argentinos, hasta los europeos, los holandeses. Todo el mundo ha cantado cosas de José Alfredo.


Libertad electrónica

¿Qué viene de aquí en adelante para la discografía de Tania Libertad, ya que ha probado tantas cosas? Está volviendo a sus raíces, aparentemente, con sus últimos discos. A sus raíces peruanas. ¿O va a sorprendernos con alguna nueva ruta musical?
Volví a mis raíces para radicalizarme más pa’l otro lado (sonríe). Estoy haciendo música electrónica, pero tomando como base los ritmos latinoamericanos: landó, festejo, danzones, candombes, ese tipo de cosas, pero con máquina. Todo hecho con máquina. Tengo un estudio en mi casa -de grabación-, ahí estoy trabajando. En principio, con las canciones de Manzanero, que las estoy llevando a otros ritmos. Y, al parecer, va a ser un tríptico. La primera parte es clásica con violines, que ya se grabó en España y en Praga (República Checa). La segunda parte, que es electrónica, la hice en mi casa. Y ya me convencieron para que hiciera un tercer disco -para que salieran tres discos juntos- con un DJ.

¿Juntos?
Sí, va a ser un tríptico.

¿Para este 2011?
Espero ya sacarlo, porque tengo cinco años con él. Ya estoy harta (sonríe).

Ja, ja, ja… Pero lo ha tenido bien guardado.
Ya quiero grabar otras cosas.

Lo ha tenido muy bien guardado.
Sí. Porque me he vuelto muy perfeccionista, y cuando te vuelves así te vuelves "neura" (obsesiva y maniática). Dejas descansar dos, tres meses el disco, lo vuelves a oír, ya no te gusta y le empiezas a cambiar cosas. Así es. Hay trabajos que se tardan mucho más que otros. Más ahora que no hay ningún apuro por sacar discos nuevos, porque justamente la industria discográfica está pasando por un mal momento. Entonces, yo me tomo mi tiempo.

De repente es tiempo -como usted dice- de dejar volar ya el disco.
Así es. Yo creo que este año sale.


Mercedes Sosa: una sabia

Su relación con Mercedes Sosa, que en paz descanse, ¿a usted la ha marcado en su carrera musical?
Totalmente. Yo la conocí en el 73 aquí, en Lima, y fue una maestra en todo sentido para mí. Una sabia. Muy buen gusto para el repertorio, ella muy buena persona, muy coherente, muy fuerte. Son muchos años de amistad con ella. Muchos años. Yo abrí mi Facebook el día que ella se murió. Realmente no me interesaban las redes sociales, pero como tenía ganas de escribir un montón de cosas para ella… Mi Facebook está abierto (desde) el cuatro de octubre: el día que ella se murió. Entonces, (tengo) mucha admiración para ella.


“Empezar de cero para hacerte fuerte”

El Perú -para Tania Libertad- ha sido su lugar de nacimiento, su referente musical principal. ¿Piensa volver al Perú a vivir más adelante o va a seguir en México? Mucha gente me ha comentado (que) la identifica como una estrella mexicana.

Je, je, je, je…

¿Usted quiere volver y que la identifiquen como una estrella peruana o eso no le interesa mucho?
No tengo que vivir aquí para demostrar que soy lo que soy. Yo soy una cantante peruana. He vivido la mitad de mi vida aquí. Hice una carrera importante aquí y no creo que sea necesario que uno tenga que vivir en el país donde nació para que le afloren los sentimientos, las emociones y las creaciones artísticas, a partir de tus raíces. La etapa más importante de mi educación, donde tú aprendes todo, la viví aquí. Tan es así que la mayor parte de las canciones que canto me la traigo a los ritmos peruanos. Siendo, incluso, boleros muy conocidos: Historia de un amor, Por debajo de la mesa, Procuro olvidarte, Júrame, todo eso lo he grabado yo en tiempo de vals, landó. Entonces, no creo necesario que tenga yo que estarle restregando al Perú el amor que tengo por mi país. Eso se nota, aflora, aquí, en Finlandia, en donde sea. Hice mi vida en México, mi marido es brasileño, mi hijo ya nació mexicano, pero tenemos una familia hecha allá, son treinta años viviendo allá. No lo sé. No sé dónde voy a vivir más adelante. No hago planes para futuro. Cuando me fui de aquí, lo decidí en una semana. No sabía cuánto tiempo me iba a quedar allá, pero me fui quedando. Fue una oportunidad de rehacer mi carrera artística, porque aquí ya no estaba bien mi carrera. Ya habían pasado mis mejores momentos. Creo que tenía todo el derecho de buscar otros lugares, donde pudiera estar más a solas conmigo misma y asumir mis responsabilidades, aciertos y errores, porque aquí no tenía yo control de eso. A veces, es muy difícil vivir en el país de uno porque te sientes sobreprotegida por la familia, los amigos, tu público. Por tanto, no te deja crecer. Tienes que ir a algún lado donde no tengas nada, donde tengas que empezar de cero para hacerte fuerte. Y eso fue lo que yo logré en México. Entonces, ahora vengo aquí y soy una persona fuerte. ¡Pero que alguien me diga en mi cara si sabe más canciones peruanas que yo! Creo que no. Creo que soy un cancionero peruano. Porque canción que me cantan, canción que te la digo, pero así (hace el ademán de chasquear los dedos de su mano izquierda). Y hago mis propias versiones. Para eso me ha servido la distancia, para reinventar, también, la forma de cantar las canciones peruanas.

Ojalá podamos tener más tiempo de su talento en conciertos en nuestro país.
Ojalá. Yo de eso, como dicen en México: “De eso pido mi limosna”. Ja, ja, ja, ja, ja…

Muchas gracias.
Gracias a ti, Gianmarco.



Epílogo:

Terminada oficialmente la entrevista y apagada la grabadora, la gran cantante me dice que debe partir de regreso a México esa misma noche. Ante el poco tiempo que me queda, tomadas las fotos de rigor, firmados los dos afectuosos autógrafos, le digo a tan respetada artista que quiero dedicarle el hermoso tema Amor Amor (interpretado originalmente por José José y compuesto por Rafael Pérez Botija) a capella, en señal de agradecimiento y admiración. Ella acepta de buena gana. Canto con lo mejor de mí, intensamente. El rostro sonriente de la señora Libertad durante mi interpretación y un “¡Qué bonita canción! Muchas gracias” al finalizarla, marcan el término del feliz encuentro. Entonces, sus amigas de aquel departamento miraflorino le dicen para empacar las maletas, mientras me despido entusiasmado y bajo por el ascensor.

Al ir caminando por las tranquilas calles, casi sin automóviles ni gente, pienso en lo feliz que estaría mi adorada abuelita materna -quien siempre me motivaba a seguir cultivando mi voz- de saber que le acababa de cantar a una de las mayores estrellas latinoamericanas de la música. Ella había fallecido tres días antes de que yo realice esta entrevista.

Aunque quizás sí estuvo allí conmigo esa noche, durante aquellos instantes mágicos, y me miró orgullosa y contenta -como tantas otras veces-, con sus tiernos ojitos verdes y su maravillosa sonrisa que han de alumbrar todos los días restantes de mi vida.