sábado, 25 de mayo de 2024

Jorge Moisés Campos Valdés

 

“Suecia me abrió los ojos al alto nivel”

 

Entrevista y fotografía por Gianmarco Farfán Cerdán

 

Es uno de los grandes deportistas cubanos de la actualidad: el tenista de mesa Jorge Moisés Campos Valdés (La Habana, 1991). Bicampeón de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 (en dobles varones, con Andy Pereira, y en dobles mixto, con Daniela Fonseca), campeón centroamericano en San Salvador 2023 (en dobles varones, con Andy Pereira) y ha sido dos veces atleta olímpico (Río 2016 y Tokio 2020). De estos éxitos hay que destacar los de Santiago 2023, donde se venció en las finales a las difíciles duplas brasileñas integradas por Vitor Ishiy con Hugo Calderano (4 sets a 2 en dobles varones), y Bruna Takahashi con Vitor Ishiy (4 sets a 0 en dobles mixto). Por cierto, Campos ya está clasificado para París 2024, que serán sus terceros Juegos Olímpicos.

Igualmente, obtuvo el bronce por equipos en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 y ganó el bronce por equipos en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Del mismo modo, fue subcampeón en dobles mixto (con Daniela Fonseca) y subcampeón por equipos en los Juegos Centroamericanos San Salvador 2023, campeón por equipos en los Juegos Centroamericanos Barranquilla 2018 y subcampeón por equipos en los Juegos Centroamericanos Veracruz 2014. Es de resaltar también que, en el año 2009, Campos fue campeón latinoamericano juvenil en Guatemala, venciendo por 4 sets a 2 al chileno Felipe Olivares, quien ha jugado durante años en clubes de Alemania y República Checa.

Además, en marzo de este 2024 ganó en dobles varones (junto a Andy Pereira) el Torneo Internacional de Tenis de Mesa de Beirut, en Líbano, venciendo a duplas de Kazajistán, Irán y el país anfitrión. Finalmente, en mayo acaba de participar en el ITTF Americas Qualification Event 2024, que se desarrolló en el Polideportivo 3 de la Villa Deportiva Nacional, en Lima, y fue organizado por la Federación Deportiva Peruana de Tenis de Mesa.

En la siguiente entrevista, Campos cuenta sobre cómo jugar en Europa desde joven le enseñó a buscar permanentemente un alto nivel de competitividad, además de hacerlo madurar, ya que vivía muy lejos de su familia; así como también narra la gran amistad que mantiene con otro legendario y muy solidario tenista de mesa cubano: Andy Pereira (con quien ha conseguido varios de sus mejores triunfos deportivos).

 

Mucho gusto. Muchas gracias por esta entrevista. ¿Cómo ha sentido su participación acá, en el preolímpico de Lima 2024?

Contento de participar una vez más representando a mi país en un torneo que es sumamente difícil. Es un torneo diferente a los Juegos Panamericanos, Centroamericanos, en el caso de Cuba, y un nivel sumamente alto, con jugadores que hoy en día están bien rankeados a nivel mundial, en buenos puestos. En lo personal, traté de obtener un buen resultado, clasificar individualmente, pero no pudo salir. Ya yo me encuentro clasificado en dobles mixto. Ahora, a prepararme en vista a los Juegos Olímpicos, para darle una alegría más al país.

 

Usted ha tenido la suerte -y, obviamente, gracias a su propio trabajo- de clasificar tanto en individuales como en dobles. ¿Cómo ha logrado (Cuba) este desarrollo tan parejo en los últimos años? En la rama femenina también, con Daniela Fonseca, y usted y Andy. ¿Cuál ha sido el plan para que Cuba sea una potencia, como lo es, a nivel latinoamericano?

Nosotros hemos incursionado en Europa, Andy y yo, Daniela es la única que se encuentra en Cuba, pero creo que esa ha sido la clave: jugar en otras ligas, tener otra visión de lo que es el tenis (de mesa) a nivel alto. Y más que todo eso es la garra, la compatibilidad a la hora de jugar los partidos, con entrega, con corazón y siempre dar lo mejor, lo máximo, al 100%, para poder salir con un buen resultado. Es obvio, en el deporte a veces se gana, a veces se pierde, pero siempre tratamos de salir con la mejor disposición.

 

El año pasado fue histórico para usted, porque pudo campeonar tanto en dobles varones como en dobles mixto. Y después de muchos años que Cuba no había conseguido un título panamericano. Ahora que va estar en París 2024, ¿qué planes tiene usted para después de París? ¿Siente que ha logrado todas sus metas o todavía le falta algo como deportista profesional?

Creo que, en lo personal, se me queda una medalla panamericana individual. A ver, después de la Olimpiada, qué me depara el destino. En el caso en que siga el deporte, jugando por la selección… Ahora, por lo menos, prepararme bien. También están los Juegos Centroamericanos: gané una medalla de bronce centroamericana individual, pero habrá que mejorar ese color. Y el año que viene es un año que no hay nada, pero ya el 2026 vienen los Juegos Centroamericanos, empieza de nuevo todo el ciclo y a ver hasta dónde me da el físico y lo psicológico para mantenerme en el alto nivel.

 

Una curiosidad: usted es hijo de una entrenadora de atletismo, ¿cómo no terminó siendo atleta? ¿O es que su señora madre trató de que usted fuera para el atletismo, pero usted no quiso?

En realidad, yo iba a ser de béisbol, de pelota, el deporte nacional de Cuba. Ese era el deporte en que, desde pequeño, según mi mamá, mis tíos, decían que era muy bueno, pero no vine a estirar hasta cuando era adolescente. Entonces, a edad temprana era muy bajito, entonces no me captaron en el béisbol. También a mi mamá se le hacía difícil llevarme a las prácticas y esas cosas. Mi mamá nunca trató de incursionarme en el atletismo y a mí nunca me gustó el atletismo. Nunca me gustó correr largas distancias, ya que mi mamá es de medio fondo, carreras de 800, 1500. Nunca me gustó. Pero me hubiese gustado ser de salto largo, salto alto, ese tipo de eventos.

 

Sotomayor ya era una leyenda de Cuba.

Sí, Sotomayor. Iván Pedroso también.

 

Iván Pedroso, de salto largo.

Desde el primer día que entré al salón de tenis de mesa me enamoré y allí me mantuve. Estoy todavía. Desde hace 25 años.

 

¿Usted cree que si no hubiera sido becado para irse a Suecia cuando era todavía muy joven, hubiera podido lograr todo lo que ha logrado ahora? ¿Fue totalmente decisivo estar allá?

Es una buena pregunta. Creo que Suecia fue la base, los cimientos del nivel que tengo, que tenemos Andy y yo ahora, porque Andy también incursionó unos años antes que yo. Si te soy sincero, creo que no. Porque Suecia me abrió los ojos al alto nivel. Ya yo había tenido buenos resultados: el 2009 fui campeón sub 18 latinoamericano, pero aquí en Latinoamérica ese era el techo. Ir a Suecia creo que me abrió los ojos, me abrió la posibilidad de jugar liga de manera profesional, ver otros niveles, ver otros estilos de juego. Y el hecho de estar solos allá, creo que también me ayudó. Empecé a conocerme a mí mismo como atleta, como persona. Creo que no hubiese sido lo mismo si no hubiese ido. Yo estuve en Suecia tres años. No creo que hubiese sido lo mismo. Hubiese quizás tardado un poco más en llegar al nivel que ahora tengo.

 

Y también recibió el apoyo, el respaldo de Andy cuando estuvo allá.

Sí. Cuando yo llegué no sabía inglés, no sabía ningún idioma, y entonces el primer año dependía mucho de Andy, sea en los entrenamientos, en el idioma, en muchas cosas. Creo que Andy fue el apoyo en mis inicios.

 

Es como un hermano mayor.

Sí. Hasta el sol de hoy nos tratamos como hermanos, como una familia. Ese fue el apoyo. Hubo otras atletas: estaba Paula de Colombia, estaba Carelyn Cordero, que era de Puerto Rico, y creamos como una pequeña familia ahí, en ese tiempo que estuvimos ahí. Al año mejoré mi idioma inglés, entonces me fue un poco más fácil, no dependía tanto de Andy, pero igual Andy se mantenía ahí, en los entrenamientos. Andy y yo casi siempre entrenábamos juntos y ahí fue creciendo esa hermandad. Y jugamos torneos juntos en dobles, por equipos, y ahí fue subiendo esa hermandad hasta el sol de hoy.

 

El idioma sueco tuvo que aprenderlo.

Realmente es muy difícil.

 

Como el alemán, imagino.

No, están ahí. No es el mismo idioma, pero tienen el mismo nivel de dificultad. No nos hizo falta, porque el segundo idioma de Suecia viene siendo el inglés. Todos lo hablan.

 

Muchas gracias por la entrevista.

A usted.

 

Le deseo lo mejor en París 2024.

Gracias.

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