domingo, 17 de marzo de 2019

Mezouar El Idrissi



No quiero perder mi voz de creador

 
Entrevista y fotografía por Gianmarco Farfán Cerdán

 
El poeta, traductor, crítico literario y profesor marroquí Mezouar El Idrissi (Tetuán, 1963) vino a la capital peruana para participar en el II Festival Internacional de Poesía de Lima, en julio del año 2013. A este gran encuentro literario (que reunió a vates de 30 países) también asistieron excelentes poetas como el peruano Arturo Corcuera, el español Juan Carlos Mestre, el uruguayo Rafael Courtoisie, el sueco Lasse Soderberg, la colombiana Piedad Bonnett, la boliviana Paura Rodríguez, la argentina Diana Bellessi y la ecuatoriana Aleyda Quevedo. En aquella oportunidad pudimos conversar ampliamente con Mezouar sobre poesía (lo que más le apasiona) y política, puesto que también manifestaba serias preocupaciones sociales.

Este destacado poeta africano es Doctor en Literatura Árabe, miembro de la Unión de Escritores de Marruecos, miembro fundador de la Asociación de los Amigos de Federico García Lorca de Tetuán, profesor en la Escuela Superior Rey Fahd de Traducción de Tánger, ha sido invitado a festivales de poesía en diversos países (España, México, Emiratos Árabes Unidos, Perú y su país natal) y ha publicado los poemarios “Elegía para una espalda mojada” y “Entre dos aguas”. Asimismo, ha traducido al árabe a numerosos poetas importantes de la lengua española (como Gustavo Adolfo Bécquer, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Luis García Montero, Jorge Guillén, entre otros).

 
Muchas gracias por la oportunidad.
Muchas gracias a usted por invitarme y estoy, de verdad, muy orgulloso de estar aquí, en Lima, y participar en este magnífico encuentro de poesía, que es algo casi único en el mundo. Claro, hay otros encuentros, pero este tiene una peculiaridad…

Es la tierra de los incas.
Claro, es la tierra de los incas. Y, además, es la otra orilla americana. Porque estuve últimamente en México. Nada más cruzar el estrecho uno toca otra tierra, pero llegar hasta aquí es un sueño, para mí. Y tengo la intención de volver a visitar el Perú después.

¡Qué bueno, qué gusto! Usted es poeta, pero también traductor.
Sí.

Quería empezar la entrevista preguntándole acerca de su labor como traductor, que me parece muy interesante, porque ha cubierto a muchos de los poetas más importantes de España: Bécquer, Aleixandre, Salinas, Cernuda. Nombres enormes. ¿Cuál le ha parecido más difícil de traducir?
La traducción siempre es una tarea difícil. Porque uno intenta siempre, según lo que se dice, transmitir el mismo mensaje, con las mismas palabras, pero el traductor no puede vivir la misma experiencia del poeta. Entonces, empezamos el primer paso con una laguna y, a pesar de esto, el traductor debe pensar que las pérdidas estarán seguras en la traducción, pero algo también se ganará. Se ganará un nuevo público, se da a conocer la obra en otra cultura. Entonces, es una tarea que oscila entre lo que se gana y lo que se pierde. Es una tarea de verdad difícil, pero no imposible. Según lo que se dice, todo es traducible en el mundo. Y cada traductor tiene su estrategia. A veces, se dice que la mejor traducción la tiene que hacer un poeta traductor. Es una idea, pero yo no la comparto. Creo que un buen traductor es lo mejor que puede tener un poeta. Si consigue un buen traductor. Porque, al fin y al cabo, la traducción es una interpretación. Traducir y reproducir el mismo texto con la misma palabra, la misma imagen y la misma precisión es inalcanzable.

Sí. Inclusive, un poeta enorme como Octavio Paz decía que un poema traducido ya era otro poema.
Claro. Otro poema. Porque el mismo poema, si lo encargas a varios traductores, cada traductor sacará su traducción, su versión del poema. El poema original queda tal como es, intocable. Se mantiene, pero tendremos variaciones sobre el poema original.

Matices.
Matices, sí. Es decir, estaremos ante interpretaciones del mismo texto. Esta es la realidad de la traducción. A veces, tenemos casos de traducciones que lograron superar el original. Porque el público, en general, piensa siempre que el texto original es sagrado, que está completo, que el poeta ha descrito o ha dicho unas cosas de manera perfectísima. Y resulta que en algunos ejemplos llega la traducción y supera a este original.

A usted sobre todo le interesan los autores en español.
Sí…

¿Pero ha pensado, de repente, también traducir autores norteamericanos o de otras lenguas?
No. Lo tengo muy claro desde el principio. Pertenezco a una parte del mundo árabe y de Marruecos, que es mi país. El norte de Marruecos estaba siempre en contacto con la cultura española a través de los moriscos, y antes de los moriscos durante la presencia árabe en el Andaluz. Ahora, a través de los contactos directos que tengo, mi terreno es “estrechar el estrecho”, como se dice. Establecer más contacto entre el mundo árabe -a través de la lengua árabe, claro- y el mundo iberoamericano. Especialmente, la cultura castellana.

Por cierto, Marruecos, dada su cercanía con España y Portugal, ¿es el país más europeo de África?
Sí. Se puede decir. Pero Marruecos es Marruecos, con su historia que llegó a dominar y ocupar lo que llamamos nosotros… No lo llamamos ocupación sino una presencia… Ocho siglos de presencia en el Andaluz. Entonces, no hace falta pensar en ser como los europeos. Tenemos nuestro propio modo de vida, pero es muy abierto a todas las culturas, donde conviven todas las religiones y se puede mejorar. Creo que la sociedad marroquí está dispuesta a sacar beneficio de todos los cambios, las innovaciones y los logros que alcanzan las otras sociedades del mundo.

Usted viene de Tetuán.
Sí.

Que significa “los ojos”. De repente, este significado ha hecho que usted esté tan abierto a otros mundos…
Sí.

…como el iberoamericano.
Sí, pues, significa “los ojos de algo”, que son de algo. Eso es. Son las fuentes.

Como un manantial.
Abundan allí los manantiales y, como le conté, casi la misma (extensión geográfica) la tiene Granada, de España. Por eso se instalaron los moriscos en Tetuán. Si hablamos de los ojos son los que tiene uno, que lleva en sí a través de sus lecturas y vivencias. Me parece que mis lecturas y mi admiración hacia la cultura latinoamericana me incitaron a seguir viendo y conocer más. Y volviendo a lo que hemos dicho antes acerca de los poetas que he traducido, esto empezó con un proyecto que llevé con otros compañeros en el Instituto Cervantes de Tánger. Era un proyecto de grupo, pero luego cada uno tenía…

¿2007, verdad?
Sí. Lo sacamos en 2007. Cada uno tenía su propio proyecto y el mío es lo que usted ha relatado. Ahora estoy traduciendo también la narrativa y hasta una obra de teatro de César Vallejo.

¿Qué opina sobre César Vallejo, nuestro máximo poeta aquí, en el Perú?
No puedo decir algo de él, porque lo que aportó al mundo de la literatura, el compromiso, no lo abarcan las palabras. Pero es una de las cimas más importantes de la literatura española o castellana. Y no solamente lo digo yo. He podido leer un poco de su poesía, de su teatro, pero todo el mundo, todos los críticos lo tienen como algo envidiable.

¿Ha podido leer a (José) Watanabe, a Blanca Varela?
A Blanca Varela sí. La leí a través de una de las antologías que tengo. Es una grandísima poeta. Todavía un libro en concreto no he leído de Blanca Varela, igual que Watanabe. Pero he leído a Mario Vargas Llosa. Leí “La ciudad y los perros”: una epopeya, una obra maestra de verdad. Tengo una amiga, en Egipto, que le ha traducido muchos libros.

¿A Vargas Llosa?
Sí. Ella lo ha hecho antes de que gane el Nobel y yo he leído su obra antes de que gane el Nobel, así que no se puede negar su talento y su presencia como gran intelectual y político al mismo tiempo.

Ya que ha mencionado a poetas y narradores, ¿qué le parece a usted más difícil de traducir: una novela o un poemario?
La última que usted ha señalado, que es la poesía. La narrativa no plantea los mismos problemas que la poesía. Tiene una precisión que se debe respetar. Todo se dice condensado y tiene muchas sugerencias. Con un poema puedo sufrir más y pasar más tiempo. Un tiempo multiplicado por tres o cuatro, que es lo que paso con una página, dos, de narrativa. Un poema tiene un ritmo y este ritmo se debe asimilar y reflejarlo en la traducción. Esto es difícil. Hay que dar vueltas constantes al poema. La traducción literal no sirve para nada. Este momento de darle vueltas al poema, traducirlo e interpretarlo, este tiempo requiere un esfuerzo grande. Por eso he optado, últimamente, a no traducir mucha poesía. La narrativa, como he dicho ya, es un poco más asequible que la poesía.

Quería tocar ya su trayectoria de poeta. Usted tiene dos poemarios: “Elegía para la espalda mojada”…
Sí.

…y el otro es “Entre dos aguas”.
Sí, eso es cierto.

“Entre dos aguas” me llamó mucho la atención porque es el título de una canción de Paco de Lucía, de los años 70. ¿Tiene algo que ver la música también con su poesía?
A mí siempre me interesó la música. Pero cuando di el título a este libro, cuando escribí el poema que dio su nombre al poemario, no sabía nada de lo de Paco de Lucía. A pesar de que estoy muy agarrado con la cultura española, no sabía nada de este título. Resulta que hice la traducción del poema “Entre dos aguas” al español y lo enseñé a una amiga, porque mi español no es perfecto para pretender traducir del árabe al español. Lo enseñé a una amiga, profesora de literatura: Carmen Escuiri, de Guadalajara, en España. Le he enseñado el poema y ella…

Hay una ciudad que se llama Guadalajara, en España.
Sí. Y ella, por suerte para nosotros, en el Instituto de Tánger, al leer el título me dijo: “También Paco de Lucía tiene el mismo nombre en una de sus canciones. Lleva el mismo nombre”. Esto me sorprendió, pero no quiere decir que hay un plagio ni nada. Yo estoy convencido y, además, lo he dicho a mis compañeros, los de Marruecos: “Descubrí que viene como título de una canción de Paco de Lucía”. En toda la historia de la literatura hubo algo semejante. En árabe se dice que es “el casco de un caballo”: un casco que viene encima de otro que lo adelantó. Entonces, son coincidencias que no tienen nada que ver con plagio ni nada. La idea es que yo quería interpretar a través de este poema una situación que vivo geográficamente. Ahora me encuentro entre dos aguas, entre el Mediterráneo y el Atlántico, entre dos culturas. Pero yo no quiero dar un significado y empezar a explicar mi texto. En esta vida estamos siempre entre dos situaciones, entre la muerte y la vida… Hay que elegir. Eso es.

¿Y en “Elegía para la espalda mojada” hay una temática distinta?
Es un tema distinto porque, a veces, los títulos que llevan los poemarios no hace falta que sea un tema que comparten todos los poemas sino que uno elige un verso o un poema que da el título a todo el libro. O, a veces, no se encuentra nada de relación entre el título y los poemas. Para mí, “Elegía para la espalda mojada” es el título de un poema, un poco largo, y es una contemplación en la tragedia de los emigrantes marroquíes y clandestinos que cruzaban el estrecho en pateras. En los años 80 y 90 fallecieron centenas ahogados en el estrecho, por las crisis que tenía Marruecos. No tenemos guerra, pero hay una crisis social y económica y la gente…

Migraba.
Migraba. Y, además, España tenía una predisposición para acoger a los trabajadores en el sector de arquitectura y construcción.

Mano de obra barata.
La mano barata marroquí busca donde se le ofrece más oportunidades. Entonces, había esta gente que cruzaba el estrecho. Los temas sociales también me preocupan, no solamente los temas estéticos. Por eso he escrito este poema expresando mi preocupación y mi compromiso como poeta.

¿En qué momento se encuentra ahora Marruecos? Ya que ha tenido diversos momentos políticos difíciles.
Sí.

Porque en Tetuán, por ejemplo, tenían reivindicaciones autonomistas.
Marruecos conoce una transición que empezó en la época de Hassan II y (sigue) hasta ahora. Se puede hablar de que es una transición muy larga. Todavía no ha terminado. Antes de que apareciera el monarca Hassan II y hasta ahora parece que estamos todavía viviendo la transición, desde mi punto de vista. Cada político tiene su manera de decir las cosas. Marruecos está cambiando y tenemos instituciones, tenemos voluntad para cambiar la realidad del país. Todas las partes implicadas ya lo están intentando. Es una difícil tarea, pero ya veremos. Tenemos ahora un presidente del Gobierno que es importante, pero la cosa todavía requiere más tiempo.

Lo que nosotros -en Latinoamérica, al menos- recibimos de África siempre son malas noticias.
Sí.

Las noticias de hambre, de guerra.
Sí.

Es un continente desconocido para la mayoría.
Sí. Marruecos, le puedo asegurar que vive una estabilidad social y política, al mismo tiempo. No tiene los problemas que tienen los países europeos, en absoluto. Tenemos un problema del Sahara que tendrá su resolución. Las consecuencias de la ocupación se reflejan en este problema del Sahara también. Tenemos un vecino, que es Argelia, que tiene intereses y nos está metiendo en las ruedas para que no avance la solución. Pero Marruecos, en general, es un país que tiene su peso, a pesar de que no tenga los mismos recursos que Argelia, nuestro vecino, o los demás países árabes. Somos un país que vive de la agricultura, la pesca y tenemos una industria. Tenemos voluntad para cambiar y esto lo reconocen todos los países árabes. Está avanzando. Estamos en el Tercer Mundo, seguro, pero no es el Tercer Mundo del sur subsahariano. Tenemos un Estado de verdad.

Volviendo al tema literario: se ha dedicado a la poesía como a la traducción. ¿Usted se vuelve poeta luego de leer a todos estos poetas españoles o de otros países, o ya era poeta usted desde chico? Inclusive ha publicado tarde. ¿Cómo fue eso?
Empecé poeta. Y, además, poeta tradicional, porque empecé con lo que es más difícil en la poesía árabe, que es la métrica. Me capturé en la métrica árabe. Es decir, escribía al ritmo de los poetas de la época preislámica, y pasé a escribir verso libre y ahora la poesía en prosa. Pasé por estas experiencias y empecé como poeta. Lo que me interesa es mi propia voz. Aportar a la poesía mi granito de arena, estar considerado como poeta. El problema que se plantea ahora es que como he publicado muchas traducciones, la gente me da el…

Estatus.
…estatus de traductor y poeta. Cosa que no me gusta.

Usted quisiera que fuera a la inversa.
Por eso he insistido en muchas ocasiones en que soy poeta. No quiero que se me presente como traductor. Claro, es una labor que hago, pero viene después. Escribo crítica literaria. Ahora lo que me interesa más es escribir mis propios libros de poesía y dar a conocer mi voz. Porque la labor del traductor siempre hace pasar a la segunda fila, detrás del creador. Esto es lo que quiero evitar, porque el traductor se considera siempre como algo secundario.

Sí, pero en el ámbito académico es muy respetado.
Es muy respetado y gana quizá mejor que los poetas. Los que escriben poesía, la mayoría no cobran por su poesía, por publicar libros sino que, a veces, pierden dinero. Pero los traductores sí, cuando traducen cobran. Entonces, el traductor quizás vive mejor que el creador. Y a pesar de esto me interesa mi voz como creador.

Usted es profesor en la Escuela Superior Rey Fahd de Traducción en Tánger, que es de la Universidad Abdelmalek Essaadi, que es la mejor calificada de Marruecos.
Sí.

Tiene un estatus. ¿Pero usted quiere renunciar un poco a ese estatus para darle mucho más poder a su poesía?
Como profesor no. Como profesor es otra cosa. Es una profesión que tengo y a través de esta profesión estoy mejorando mi rendimiento académico.

¿Qué enseña en la universidad?
Enseño la traducción literaria, del español al árabe, de obras literarias. Además de la teoría de la traducción. Tenemos alumnos de traducción que están estudiando esto y es algo interesante para ellos y para mí, personalmente. Saco beneficio de estas dos asignaturas. Y el trabajo de traductor de otros creadores es otra cosa que hago.

Es independiente.
Independiente. Por lo que he dicho antes: no quiero perder mi voz de creador, que es una voz, desde mi punto de vista, que tiene su derecho a estar presente.

En el mercado literario, la poesía es el hermano menor ignorado en muchos países. A pesar de ser consciente de eso, se quiere dedicar a la poesía.
Sin ninguna duda que la narrativa ahora está arrasando, tiene muchos lectores, es una industria y se ve: lo que se traduce, los libros que salen, las presentaciones. Pero la poesía tiene su encanto y siempre tuvo un público fenomenal. Siempre tuvo un público, como se ha dicho, pero no lectores. Esta poesía tendrá siempre su presencia. Estos son ciclos. Ahora la narrativa tiene más presencia, la novela en particular. Ahora está avanzando el microrrelato también. Hay un gran interés por el microrrelato. Esto, en el mundo, en general. Pero en el mundo árabe la poesía siempre tuvo más prestigio y tiene todavía sus seguidores, muchos poetas y se editan bastantes libros de poesía. Es una tradición antigua de nuestra cultura.
Usted, como traductor, ¿ha podido conocer a alguno de los autores que ha traducido? Por ejemplo, ¿a (Vicente) Aleixandre?
Sí, a algunos sí. He traducido a Jordi Virallonga, el catalán. He traducido su libro “Llevarte el día a casa”. Es un amigo. Tengo otros amigos: Luis García Montero. Lo conozco personalmente.

Lo ha traducido.
Lo he traducido al árabe. He traducido su libro “Vista cansada”. Lo conocí personalmente. Es un grandísimo amigo. A Andrés Sánchez Robayna le he traducido “Fuego blanco” e “Inscripciones”. Son dos libros. A Joaquín Benito de Lucas, otro poeta español, le he traducido su libro “Álbum de familia”. Son unos cuantos con quienes tengo una relación directa e intento traducirles al árabe. Pero a otros, como Bécquer, no hay posibilidad para conocerle porque es imposible. A Bécquer le he traducido “Rimas”. No conozco a Antonio Muñoz Molina, pero le he traducido su obra maestra “Sefarad”. La he traducido al árabe. Últimamente, este mismo año se publicó en Egipto. A veces, conozco personalmente a los autores y es una ventaja que me permitió mi trabajo también y el mundo en el que me muevo.
¿Es bueno para el traductor conocer al autor? ¿Es recomendable?
Por supuesto. A veces, si uno tiene algunas dudas acerca de algo que viene en el texto, lo pregunta directamente. Si tiene relación directa con el autor, soluciona este problema. Si no debe recurrir a las fuentes, los diccionarios, las enciclopedias. Es una labor que no es fácil, la traducción.

Muchísimas gracias…
A usted.

…y esperamos que pueda volver en otra oportunidad a nuestro país.
Inshallah, como se dice. Si Dios quiere. Muchas gracias.

1 comentario:

  1. Hola!
    Todo bien con usted? Y con su mamá?

    Invito a mis lectores a leer su entrevista. Está al pie de página de mi blog aRTISTA aRTEIRO.

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