“Lo que tenemos más precioso, más importante en el mundo, son los chicos”
Entrevista y foto por Gianmarco Farfán Cerdán
Nacida en 1953 en el pueblo de Cameri, en la región de Piamonte -donde nacieron grandes escritores italianos como Cesare Pavese o Primo Levi-, Anna Lavatelli es una autora reconocida de la literatura italiana infantil contemporánea. Estudió Filosofía en Milán, fue profesora de letras en escuelas, colabora con revistas especializadas para niños y jóvenes, y anima encuentros y representaciones teatrales en escuelas y bibliotecas. Ha ganado el prestigioso Premio Andersen (el Nobel de la literatura infantil) para inéditos en 1988, y el Premio Andersen como mejor autora en el 2005, así como también el Premio Pier Paolo Vergerio en 1998, el Premio Valtenesi en 2003 y el Premio Omodei Zorini el 2006. Algunas de sus obras son Paola no está loca (1994), Todos para una (1997), ¿Quién incendió la biblioteca? (2004), Bimbambel (2004), Quieroguerra y Buscopaz (2007). Casada con un peruano, madre de dos hijas y gran admiradora de Mario Vargas Llosa, esta estupenda escritora –a quien le encanta leerle sus historias a los niños y a quien también le hubiera gustado ser actriz- nos explica en la siguiente entrevista cómo es el mundo de la literatura infantil contemporánea y cómo lograr que los niños y jóvenes se acerquen adecuadamente al hermoso e infinito mundo de la lectura y se enamoren de los libros para siempre.
Érase una vez, en la siempre bella Italia, una famosa escritora para niños que amaba leerles maravillosas historias a los pequeños. Un día, ella se fue a Lima, la enorme capital del Perú, para…
Señora Lavatelli: ¿cómo fueron sus inicios en el mundo de la literatura infantil?
Me inicié con una cosa muy pequeña, un cuento que mandé a un concurso. En el concurso gané el primer premio. El premio no era dinero, no era un viaje a las Antillas, je, je, je, más bien era la publicación de un libro, y por ahí empecé.
¿En qué año fue?
Eso fue en 1986. Era una cosa muy pequeña, pero al final me fue muy útil porque ya después cuando llegó a Italia (la editorial) El barco de vapor, se juntó con una editorial italiana que se llamaba -y se llama todavía- Piemme, y fundaron El barco de vapor italiano -que se llama Battelo a vapore-, yo pude con mi primer librito en el bolsillo, mostrárselos, y mandé mi primera novela que es Paola no está loca, y de ahí empecé. Así que eso de promover a los jóvenes autores es muy importante porque a veces los editores no tienen interés en publicar un autor que todavía no sea distinguido en algo, ese es el problema de fondo.
¿Qué busca enseñarles a los niños a través de sus obras literarias?
Lo que me gustaría enseñarles -creo que la literatura juvenil en principio no tiene que enseñar nada, quiero decir nada de enseñanza escolar, y tampoco de moralejas-, una cosa que se les puede enseñar es la belleza de la literatura. Todos los autores contemporáneos -he conocido personas muy interesantes como (María) Cristina Ramos (autora argentina), a Jorge Eslava, Marita Troiano, autores (peruanos) que acá se conocen bien. Por mi cuenta he leído cuentos de (Hernán) Garrido Leca y Oscar Colchado-, todos estamos andando en la misma dirección, la de hacer que los niños se entretengan con cuentos, y lo que les queremos enseñar es eso: la maravilla de la literatura, y punto. Nada más que ello.
Y usted como escritora, ¿cuáles son sus lecturas preferidas, de qué se nutre para escribir?
Un escritor se abastece todos los días con lecturas ajenas. De ahí se empieza. No existe en el mundo un escritor que no sea también un lector. Inclusive más se lee de lo que se escribe. El punto más importante que subrayar es que un autor que escribe para niños no solamente lee libros para niños. Claro, tiene que leer libros para niños porque es importante estar al día con lo que pasa en el mundo -por ejemplo, no solamente autores italianos en mi caso, sino autores de todo el mundo. Y cuando uno tiene la oportunidad de hablar otros idiomas, mejor en su idioma original-.
¿Su preferido, algún autor?
Tengo un par de autores que son mis preferidos y han sido importantes en mi formación como escritora. Un escritor italiano que se llama Gianni Rodari (Piamonte, 1920-Roma, 1980), que ha cambiado para siempre la literatura italiana en el sentido de que no quería enseñarles la moral a los niños, sino hacerles aprender el amor a las palabras, contar historias que tuvieran como protagonistas a niños que resolvían sus problemas a solas. Es decir, no entraba nunca un adulto a corregirles, en el desarrollo mismo de la historia era el niño el que encontraba la salida o entendía dónde había fallado. Eso es lo que hizo Rodari. Además de despertar la fantasía e introducir la ironía en los cuentos para niños. Otro, es el escritor más malvado del mundo (sonríe) -que amo muchísimo-: Roald Dahl (Gales, 1916-Oxford, 1990). Ha sido un genio, porque él no ha tenido miedo a mostrar lo malo que son los adultos. Es un autor inglés que murió años atrás, un autor contemporáneo. Escribió para adultos algunas cosas muy bellas, y también para niños. Pero lo mejor que ha hecho es para niños. Recién salió una película que no sé si han pasado acá en el Perú, que es (Charlie y) La fábrica de chocolates.
Claro.
Es de él.
Hay quienes consideran que la literatura infantil no es tan importante como la que se escribe para adultos. ¿Qué opina usted sobre esto?
En absoluto, no estoy de acuerdo. El autor para niños, aparte de leer otros autores para niños, también lee literatura. Es una mentira o una falta de conocimiento de lo que es la literatura infantil y juvenil ahora en el mundo eso de pensar que sea algo que valga poco. Al contrario, por lo menos en mi caso creo inclusive que vale más, no solamente por el hecho que escribir para niños, muchachos, es un reto muy importante -porque lo que tenemos más precioso, más importante en el mundo son los chicos-: es su formación humana. Entonces, los que se dedican a esto a través de la belleza de las palabras, hacen un trabajo muy importante. Y diría que como hay mala literatura para adultos y hay buenísima, se da igual con los niños. En el mundo de los niños hay mala literatura, bastante basura, igual que en la literatura para adultos, pero tenemos muy buenos autores. En ese sentido, estamos en par.
¿Qué opina de J. K. Rowling?, ¿cree que debió hacer tantas versiones de Harry Potter?
Tal vez no. No me gustan mucho los seriales, tengo que ser sincera. Los libros seriales, al final un poco me aburren, porque llega un momento en que el cliché se repite un poco. No es que no me guste Harry Potter, lo encuentro inclusive una buena idea literaria, una novela que ha hecho una recuperación de los elementos más importantes que tenía la literatura juvenil a partir -por ejemplo- de la figura del huérfano, que es tan importante en toda la literatura de 1800, sobre todo en Inglaterra. Y la magia. Y el hecho de un niño que solo contra todos, sin tener padres, se enfrenta en esa lucha tan importante que es la del bien contra el mal. Esos son temas tópicos de la literatura en general y más aún de la literatura juvenil: eso ha sido lo bueno. Lo malo, en mi opinión, es alargar tanto. Un buen cuento, una buena novela, sólo necesita ser contada una vez.
¿Qué tan importante fue el escritor para niños Gianni Rodari, quien publicó sus dos primeros libros infantiles en 1950 -El libro de las retahílas- y en 1951 -Las aventuras de Cipollino-?
Realmente ha cambiado la forma de entender la literatura juvenil –en Italia, por lo menos-, inclusive creo también en el mundo, porque él ha sido y es uno de los autores italianos más traducidos en el extranjero. Fui a ver una exposición sobre libros de Gianni Rodari editados en el extranjero, en una exhibición en Italia: de Rusia, China, Japón, Estados Unidos, de todas partes del mundo. La cosa más importante es que ha dado a la literatura el primer empuje de cambio radical después de (Carlo) Collodi. Estoy segura que después de Collodi no hemos tenido un autor capaz de darle una nueva dirección a la literatura juvenil. Por ejemplo, ocupándose de temas que ahora están muy de moda y un poco explotados por la literatura juvenil –eso no es bueno-, como la paz, la amistad, la injusticia social, él contaba todo eso a través del humor, de cuentos que hacían reír los niños, que mostraban el absurdo de algunas cosas a través de cuentos divertidos y sin ponerle al final: “entonces hemos aprendido que…”. El niño solo empezaba a reflexionar sobre esos temas a través del esparcimiento, es lo bueno que tenía en su tiempo Collodi. Había entendido eso…
¿El autor de Pinocho, verdad?
Sí, el autor de Pinocho. Cuanto más el tema es delicado, fuerte, tanto mejor el humorismo logra proponer con fuerza el tema. Porque el humor es lo contrario de la moraleja.
¿Se considera usted una sucesora de Gianni Rodari?
Sí, me considero una sucesora de Gianni Rodari, aunque nunca se puede repetir el mismo camino. Pero sería imposible hoy día empezar a escribir libros para niños sin tener en cuenta la lección de Rodari y la de Roald Dahl. Lo que ha pasado con la literatura juvenil después de esos importantes autores –aunque tenemos varios que han marcado etapas importantes, por ejemplo Christine Nostlinger, austríaca, y Anne Fine, inglesa (autora de la novela Mrs. Doubtfire, llevada al cine y protagonizada por Robin Williams)-, los dos, Roald Dahl y Rodari han hecho llegar la literatura juvenil a la madurez. En ese sentido ya no se puede decir que es algo menos importante.
Usted recibió el premio Hans Christian Andersen, que es el Nobel de la literatura infantil, el mismo que Rodari obtuvo en 1970. ¿Qué significa este premio para usted, y que ha recibido su maestro?
Es un premio que de un lado te hace comprender que has llegado a un punto, algo has hecho en tu vida (sonríe) de lo que querías hacer. De otro lado, es una responsabilidad tremenda, porque de ahí para adelante, cuando me pongo a escribir, tengo un sentido de responsabilidad más. No es que me parezca que todos me están mirando, escuchando o leyendo mis libros, pero tengo mayor responsabilidad, tengo que seguir mereciendo este premio. Eso es. Va a ser una cosa de la que tengo también que hacerme cargo en el futuro.
Ya que en su libro ¿Quién incendió la biblioteca? ha trabajado con el reconocido ilustrador Cecco Mariniello: ¿qué tan importantes son las ilustraciones en los libros para niños?
Son muy importantes. La mayor importancia de las ilustraciones en los libros para niños se ve en los libros para niños pequeños. Ahí, me atrevería a decir que las ilustraciones -hablamos de libros para niños que tengan tres, cuatro, cinco, seis, siete años- tienen más importancia que las palabras. Las palabras tienen que ser pocas, muy bien escogidas pero pocas, y las ilustraciones tienen que prevalecer. En cambio, ya cuando los niños son más grandes, la palabra se vuelve más importante. La contribución de la ilustración está, antes que todo, en ofrecer buena calidad, porque las ilustraciones en libros para niños tienen que ser no bonitas, sino maravillosas. De muy buena calidad, hechas por ilustradores que son también artistas. Eso primero. Y eso siempre, inclusive cuando el libro está dirigido a jóvenes. Segundo, tiene que intentar -por eso se necesitan artistas- no narrar lo que se encuentra al interior de la novela, la narración, sino tratar de ampliar lo que está contando la novela. Mostrar lo que el escritor no ha puesto dentro de sus palabras, el entorno, puede ser más amplio a veces. La ilustración va a ser como una narración que sigue el cuento, pero sin repetirlo. En eso se puede apreciar el artista más capaz. Y no es fácil.
Ahora que ha venido al Perú, ¿cómo ha visto la realidad de la literatura infantil peruana?
Tengo una idea más clara. Ha sido muy útil para mí el viaje. Aparte de estar feliz con la invitación por supuesto, ha sido una ocasión para conocer a los autores. En particular, vine con la idea de conocer mejor a los autores peruanos. Porque algo -por ejemplo- de los escritores argentinos se conoce en Italia porque se han traducido bastante, e inclusive se encuentran en editoriales españolas. Viajo de vez en cuando a España y puedo conseguir libros de autores argentinos. Me faltaban los peruanos. Y, hablando de lo que he conocido y leído, Jorge Eslava, Marita Troiano, Garrido Leca y Oscar Colchado me parece que están muy bien dentro de este mundo de la literatura juvenil contemporánea. Es decir, están concientes antes que todo -que es la cosa más importante- de escribir para niños. Están concientes que lo más importante es escribir cuentos bellos, una narración que sea atrapante, y nada, nada de moralejas.
En Argentina había una revista de literatura infantil llamada Cuatrogatos. ¿En Italia también existen revistas para niños?
Antes que todo la conozco. Cuatrogatos, la conozco porque hay varias revistas italianas que se ocupan de literatura infantil y juvenil, entre las cuales una de las más importantes se llama Andersen -¿el nombre justo, no?, para una revista que se ocupa de literatura para niños-, una revista mensual. Cada mes se ocupan de presentar revistas de todo el mundo, y una vez había un informe, una editorial sobre Cuatrogatos, así que fui a visitar el sitio web y descubrí un mundo muy interesante. Como servicio web, portales, Argentina tiene muchísimo. Inclusive muchas de las informaciones que he tenido sobre literatura peruana, antes de llegar, la tuve a través de portales argentinos. Y en Italia, por supuesto tenemos varias, hay una que se llama Pepe Verde –que sería Pimienta Verde-, hay otra que es Andersen, otra que se llama Ensayos de literatura juvenil. Ahora hay otras más pequeñas, pero lo mejor que tenemos en datos sobre literatura infantil y juvenil en Italia se llama Liber, que es un sitio curado (sic) por el Estado donde se puede -tiene también una revista en papel- consultar, no hay que pagar nada, está libre, y se encuentran todos los datos relativos al mercado editorial italiano, también todos los informes relativos a festivales, encuentros en bibliotecas y los eventos más importantes.
En Europa existen ferias internacionales de libros para niños, como la de Bologna (Italia). ¿El mercado literario infantil es tan grande en Europa, es tan grande la demanda?
Sí, es muy grande. Tal vez Italia sigue siendo hasta hoy un mercado menos vital que el resto de Europa, aparte de Portugal y Grecia, porque -por ejemplo- hace tiempo que España nos ha adelantado. Pero claro, si hacemos la confrontación con el Perú estamos más adelante, pero no logramos todavía salir de un porcentaje de lectores. Hay un mercado bien asentado, eso sí hay, y buenas inversiones: la prueba es que en los últimos siete, diez años han salido nuevas editoriales. Todos sabemos que nunca se va a formar una nueva editorial si no hay ganancia. Eso es una buena señal. En el resto de Europa las cosas van inclusive mejor, el mercado es muy rico, movido, interesante, y sobre todo tiene ingresos muy importantes.
Revisando títulos de libros para niños, he podido percatarme que el tema de las bibliotecas es muy utilizado por los autores de literatura infantil. María Fernanda Buhigas con Huelga en la biblioteca (1988), Ambrosio Borsani con Duelo en la biblioteca, Josteine Gaarder con La biblioteca mágica de Bibbi Bokken (2001), y usted, Anna Lavatelli con ¿Quién incendió la biblioteca?. Estos cuatro son sólo algunos ejemplos. ¿Por qué este énfasis con el tema “biblioteca” hacia los niños?
Porque la idea de fondo es hacerles descubrir lo mágico que es una biblioteca, y un cuento es la mejor forma para decirles que es un mundo realmente mágico, lleno de historias bellísimas. La misma biblioteca puede ser un edificio algo mágico en sí. Es el amor a los libros que hace que muchos escritores escriban cuentos sobre bibliotecarios y bibliotecas. Puede parecer al principio un tema que se agota muy rápido ¿no?, uno podría decir “voy a contar sobre una biblioteca”, y muy rápido se agotan los argumentos, las ideas: no, no es así. Fíjate que en Italia teníamos una colección -donde he publicado el libro ¿Quién incendió la biblioteca?- que solamente publicaba libros en torno a temas de bibliotecas, así que la obligación del escritor era escribir algo que tuviese al centro de su narración la biblioteca, y salieron un montón. La colección tuvo un gran éxito. Así que a veces lo que pasa es esto: hay bibliotecas que tratan de lanzar el fomento de la lectura, el amor al libro, y piensan que una buena herramienta puede ser un libro que presente el tema de la biblioteca en narrativa, en forma divertida, alegre, como un cuento cualquiera. Porque de ahí ellos pueden empezar el camino hacia el amor a los libros, es decir, preparar programas al interior de la biblioteca para que (los niños) aprendan a conocer tras los libros los varios argumentos que hay, y de ahí regresen a la biblioteca, que es lo que se quiere.
¿Alguno de los libros de Anna Lavatelli ya es material de lectura obligatoria en los colegios de Italia?
Suerte que no, ja, ja, ja, ja…
Ja, ja…
Suerte que no. Porque una de las cosas que yo siempre he rogado que no sucediera es justamente eso, que alguno de mis cuentos se volviera algo obligatorio. Y peor todavía que tuviese al final unas preguntitas de tarea.
“¿Qué comprendiste del cuento?”.
“¿Qué cosa quería enseñarte el autor?”, ay no, por favor, eso no. Lo que pasa es que en los colegios donde hay una biblioteca mis libros entran, pero a veces hago charlas con los profesores, las maestras, en las bibliotecas, en los mismos colegios y les digo: “no es posible pensar que en el fomento de la lectura solamente un libro pueda encontrar el favor de todos los chicos. Eso es imposible. Entonces, libro único, nunca”. Si tengo que enseñarles castellano, italiano, lo que sea, sí, un libro único necesito porque con éste voy a explicarle la gramática y todo lo que se necesita para hablar bien un idioma. Eso sí es imprescindible. Pero, si mi tarea, mi objetivo es el fomento de la lectura, entonces tenemos que operar de otra forma. Hay que hacer una pequeña biblioteca dentro del colegio o el aula donde los chicos están, presentar los libros de diferentes autores, o mis libros con diferentes títulos, para que cada uno de los niños pueda escoger el suyo. Es lo que hacemos nosotros que somos lectores. Un lector adulto formado, que ama la lectura ¿qué hace?: se forma su propia biblioteca. Entonces, es un tema eso, es muy importante lo que me preguntas. Y veo que las personas que están trabajando en ese tema lo han entendido muy bien. Quiero repetir la idea -y subrayar- que tenemos que separar las dos cosas: una es la enseñanza de un idioma, otra es encender el amor. Y el amor no se enciende con un libro único, no se enciende obligando a leer solamente una novela, y peor todavía obligando a hacer tareas. Tiene que ser una cosa libre. Tiene que empezar por el adulto que le lea algo en voz alta. El adulto, los padres de familia, maestros, profesores, tienen que mostrarse enamorados de la lectura, porque es así que funciona. De lo contrario, solamente le hacemos leer a fuerzas un cuento, le obligamos a dar respuestas, y al final, cuando el niño sale del colegio, ya no quiere leer porque el recuerdo de la lectura es solamente de tareas, trabajo.
De evaluación.
De evaluación. Tenemos que hacer lo contrario, dejarle buenos recuerdos de lectura.
¿Con qué obra de literatura infantil deberían empezar los padres a atraer a los niños al mundo de la lectura?
Es una pregunta difícil porque antes que todo habría que formar a los padres para que vayan a las bibliotecas, lleven a sus hijos a las bibliotecas, librerías, y no cometan el error más grave que se hace normalmente, que es leer a sus niños los libros que ellos soñaban cuando eran chicos, porque el mundo va cambiando. También la forma de narrar va cambiando y el libro que yo leía cuando tenía ocho, nueve años, ahora es un libro que puede ser interesante para jóvenes de doce, trece años, porque -por ejemplo, (el Nobel de Literatura de 1907, Rudyard) Kipling o (el escocés Robert Louis) Stevenson- son libros que nosotros leíamos de chicos, pero ahora lo leen los jóvenes porque la narración es con palabras antiguas, y antes hay que hacer etapas para llegar a esos libros. Entonces, lo bueno sería que los padres, profesores, se enteraran de lo que ofrece la literatura infantil de hoy, que lean y escojan, pero antes que lean lo que hay.
¿Cuál de las obras de Anna Lavatelli ha tenido mayor éxito entre los niños?
La obra que hasta ahora se ha vendido más y ha tenido inclusive éxito en el sentido de que ha sido muy apreciada por la crítica, se titula Todos para una, y la otra que está siguiendo el mismo éxito -salió hace muy poco, así que no ha tenido un éxito hasta ahora tan grande en términos de venta pero ya lo ha tenido en términos de crítica- se llama Bimbambel. Es un cuento para niños en que se habla de lo importante que es que un padre, una madre, se siente junto a su hijo y le cuente una historia. Es un cuento para niños pequeños, en el que un papá –he pensado en un padre, porque normalmente son las mamás. Hay que cambiar esa idea de que solamente mamá puede, también papá puede- le cuenta cuentos maravillosos a su hijo, y son las aventuras de su trabajo. Es un papá que viaja mucho alrededor del mundo, regresa a su casa y le cuenta lo que hace, pero no le cuenta lo real, le cuenta lo fantástico, y transforma su vida profesional en la de un héroe maravilloso que hace cosas increíbles, porque así pensamos que son nuestros padres: héroes, personas especiales.
¿Niños de qué edades son sus principales lectores?
Son muchachos de los ocho a los once. Por esa parte de los jóvenes escribí la mayoría de mis libros.
¿Por cuál de sus libros guarda un mayor afecto?
Todos los libros son como hijos, muy difícil escoger. A veces los niños me hacen la misma pregunta y les digo: es como si yo tuviera diez hijos y me preguntaran cuál es el que a mí más... Todos por supuesto. Pero hay uno que me parece ha sido más importante, se llama Cara de cerdo, es sobre el tema de lo que es la literatura juvenil: un niño hace una travesura y por su cuenta aprende que ha hecho una cosa mala, pero trata de solucionarla solo, sin ayuda de los adultos y con el concurso de la magia. Mejor dicho, él cree que es el concurso de la magia. En realidad, es el puro desarrollo de las cosas. Solamente que el niño confunde lo que le pasa por suerte con algo mágico. Y eso me salió muy bien (sonríe).
Qué bueno. Muchas gracias por la entrevista. Esperamos que venga en años venideros para que siga impartiendo lo que conoce, toda la trayectoria que tiene en el mundo de la literatura infantil, con los autores peruanos.
Claro. Mi esperanza ahora, la más grande que tengo es lograr algún libro mío traducido al castellano. Ese es mi reto. Espero que pase, porque con eso podría encontrar niños y leerle mis historias.
Muchas gracias.
A usted.
Entrevista y foto por Gianmarco Farfán Cerdán
Nacida en 1953 en el pueblo de Cameri, en la región de Piamonte -donde nacieron grandes escritores italianos como Cesare Pavese o Primo Levi-, Anna Lavatelli es una autora reconocida de la literatura italiana infantil contemporánea. Estudió Filosofía en Milán, fue profesora de letras en escuelas, colabora con revistas especializadas para niños y jóvenes, y anima encuentros y representaciones teatrales en escuelas y bibliotecas. Ha ganado el prestigioso Premio Andersen (el Nobel de la literatura infantil) para inéditos en 1988, y el Premio Andersen como mejor autora en el 2005, así como también el Premio Pier Paolo Vergerio en 1998, el Premio Valtenesi en 2003 y el Premio Omodei Zorini el 2006. Algunas de sus obras son Paola no está loca (1994), Todos para una (1997), ¿Quién incendió la biblioteca? (2004), Bimbambel (2004), Quieroguerra y Buscopaz (2007). Casada con un peruano, madre de dos hijas y gran admiradora de Mario Vargas Llosa, esta estupenda escritora –a quien le encanta leerle sus historias a los niños y a quien también le hubiera gustado ser actriz- nos explica en la siguiente entrevista cómo es el mundo de la literatura infantil contemporánea y cómo lograr que los niños y jóvenes se acerquen adecuadamente al hermoso e infinito mundo de la lectura y se enamoren de los libros para siempre.
Érase una vez, en la siempre bella Italia, una famosa escritora para niños que amaba leerles maravillosas historias a los pequeños. Un día, ella se fue a Lima, la enorme capital del Perú, para…
Señora Lavatelli: ¿cómo fueron sus inicios en el mundo de la literatura infantil?
Me inicié con una cosa muy pequeña, un cuento que mandé a un concurso. En el concurso gané el primer premio. El premio no era dinero, no era un viaje a las Antillas, je, je, je, más bien era la publicación de un libro, y por ahí empecé.
¿En qué año fue?
Eso fue en 1986. Era una cosa muy pequeña, pero al final me fue muy útil porque ya después cuando llegó a Italia (la editorial) El barco de vapor, se juntó con una editorial italiana que se llamaba -y se llama todavía- Piemme, y fundaron El barco de vapor italiano -que se llama Battelo a vapore-, yo pude con mi primer librito en el bolsillo, mostrárselos, y mandé mi primera novela que es Paola no está loca, y de ahí empecé. Así que eso de promover a los jóvenes autores es muy importante porque a veces los editores no tienen interés en publicar un autor que todavía no sea distinguido en algo, ese es el problema de fondo.
¿Qué busca enseñarles a los niños a través de sus obras literarias?
Lo que me gustaría enseñarles -creo que la literatura juvenil en principio no tiene que enseñar nada, quiero decir nada de enseñanza escolar, y tampoco de moralejas-, una cosa que se les puede enseñar es la belleza de la literatura. Todos los autores contemporáneos -he conocido personas muy interesantes como (María) Cristina Ramos (autora argentina), a Jorge Eslava, Marita Troiano, autores (peruanos) que acá se conocen bien. Por mi cuenta he leído cuentos de (Hernán) Garrido Leca y Oscar Colchado-, todos estamos andando en la misma dirección, la de hacer que los niños se entretengan con cuentos, y lo que les queremos enseñar es eso: la maravilla de la literatura, y punto. Nada más que ello.
Y usted como escritora, ¿cuáles son sus lecturas preferidas, de qué se nutre para escribir?
Un escritor se abastece todos los días con lecturas ajenas. De ahí se empieza. No existe en el mundo un escritor que no sea también un lector. Inclusive más se lee de lo que se escribe. El punto más importante que subrayar es que un autor que escribe para niños no solamente lee libros para niños. Claro, tiene que leer libros para niños porque es importante estar al día con lo que pasa en el mundo -por ejemplo, no solamente autores italianos en mi caso, sino autores de todo el mundo. Y cuando uno tiene la oportunidad de hablar otros idiomas, mejor en su idioma original-.
¿Su preferido, algún autor?
Tengo un par de autores que son mis preferidos y han sido importantes en mi formación como escritora. Un escritor italiano que se llama Gianni Rodari (Piamonte, 1920-Roma, 1980), que ha cambiado para siempre la literatura italiana en el sentido de que no quería enseñarles la moral a los niños, sino hacerles aprender el amor a las palabras, contar historias que tuvieran como protagonistas a niños que resolvían sus problemas a solas. Es decir, no entraba nunca un adulto a corregirles, en el desarrollo mismo de la historia era el niño el que encontraba la salida o entendía dónde había fallado. Eso es lo que hizo Rodari. Además de despertar la fantasía e introducir la ironía en los cuentos para niños. Otro, es el escritor más malvado del mundo (sonríe) -que amo muchísimo-: Roald Dahl (Gales, 1916-Oxford, 1990). Ha sido un genio, porque él no ha tenido miedo a mostrar lo malo que son los adultos. Es un autor inglés que murió años atrás, un autor contemporáneo. Escribió para adultos algunas cosas muy bellas, y también para niños. Pero lo mejor que ha hecho es para niños. Recién salió una película que no sé si han pasado acá en el Perú, que es (Charlie y) La fábrica de chocolates.
Claro.
Es de él.
Hay quienes consideran que la literatura infantil no es tan importante como la que se escribe para adultos. ¿Qué opina usted sobre esto?
En absoluto, no estoy de acuerdo. El autor para niños, aparte de leer otros autores para niños, también lee literatura. Es una mentira o una falta de conocimiento de lo que es la literatura infantil y juvenil ahora en el mundo eso de pensar que sea algo que valga poco. Al contrario, por lo menos en mi caso creo inclusive que vale más, no solamente por el hecho que escribir para niños, muchachos, es un reto muy importante -porque lo que tenemos más precioso, más importante en el mundo son los chicos-: es su formación humana. Entonces, los que se dedican a esto a través de la belleza de las palabras, hacen un trabajo muy importante. Y diría que como hay mala literatura para adultos y hay buenísima, se da igual con los niños. En el mundo de los niños hay mala literatura, bastante basura, igual que en la literatura para adultos, pero tenemos muy buenos autores. En ese sentido, estamos en par.
¿Qué opina de J. K. Rowling?, ¿cree que debió hacer tantas versiones de Harry Potter?
Tal vez no. No me gustan mucho los seriales, tengo que ser sincera. Los libros seriales, al final un poco me aburren, porque llega un momento en que el cliché se repite un poco. No es que no me guste Harry Potter, lo encuentro inclusive una buena idea literaria, una novela que ha hecho una recuperación de los elementos más importantes que tenía la literatura juvenil a partir -por ejemplo- de la figura del huérfano, que es tan importante en toda la literatura de 1800, sobre todo en Inglaterra. Y la magia. Y el hecho de un niño que solo contra todos, sin tener padres, se enfrenta en esa lucha tan importante que es la del bien contra el mal. Esos son temas tópicos de la literatura en general y más aún de la literatura juvenil: eso ha sido lo bueno. Lo malo, en mi opinión, es alargar tanto. Un buen cuento, una buena novela, sólo necesita ser contada una vez.
¿Qué tan importante fue el escritor para niños Gianni Rodari, quien publicó sus dos primeros libros infantiles en 1950 -El libro de las retahílas- y en 1951 -Las aventuras de Cipollino-?
Realmente ha cambiado la forma de entender la literatura juvenil –en Italia, por lo menos-, inclusive creo también en el mundo, porque él ha sido y es uno de los autores italianos más traducidos en el extranjero. Fui a ver una exposición sobre libros de Gianni Rodari editados en el extranjero, en una exhibición en Italia: de Rusia, China, Japón, Estados Unidos, de todas partes del mundo. La cosa más importante es que ha dado a la literatura el primer empuje de cambio radical después de (Carlo) Collodi. Estoy segura que después de Collodi no hemos tenido un autor capaz de darle una nueva dirección a la literatura juvenil. Por ejemplo, ocupándose de temas que ahora están muy de moda y un poco explotados por la literatura juvenil –eso no es bueno-, como la paz, la amistad, la injusticia social, él contaba todo eso a través del humor, de cuentos que hacían reír los niños, que mostraban el absurdo de algunas cosas a través de cuentos divertidos y sin ponerle al final: “entonces hemos aprendido que…”. El niño solo empezaba a reflexionar sobre esos temas a través del esparcimiento, es lo bueno que tenía en su tiempo Collodi. Había entendido eso…
¿El autor de Pinocho, verdad?
Sí, el autor de Pinocho. Cuanto más el tema es delicado, fuerte, tanto mejor el humorismo logra proponer con fuerza el tema. Porque el humor es lo contrario de la moraleja.
¿Se considera usted una sucesora de Gianni Rodari?
Sí, me considero una sucesora de Gianni Rodari, aunque nunca se puede repetir el mismo camino. Pero sería imposible hoy día empezar a escribir libros para niños sin tener en cuenta la lección de Rodari y la de Roald Dahl. Lo que ha pasado con la literatura juvenil después de esos importantes autores –aunque tenemos varios que han marcado etapas importantes, por ejemplo Christine Nostlinger, austríaca, y Anne Fine, inglesa (autora de la novela Mrs. Doubtfire, llevada al cine y protagonizada por Robin Williams)-, los dos, Roald Dahl y Rodari han hecho llegar la literatura juvenil a la madurez. En ese sentido ya no se puede decir que es algo menos importante.
Usted recibió el premio Hans Christian Andersen, que es el Nobel de la literatura infantil, el mismo que Rodari obtuvo en 1970. ¿Qué significa este premio para usted, y que ha recibido su maestro?
Es un premio que de un lado te hace comprender que has llegado a un punto, algo has hecho en tu vida (sonríe) de lo que querías hacer. De otro lado, es una responsabilidad tremenda, porque de ahí para adelante, cuando me pongo a escribir, tengo un sentido de responsabilidad más. No es que me parezca que todos me están mirando, escuchando o leyendo mis libros, pero tengo mayor responsabilidad, tengo que seguir mereciendo este premio. Eso es. Va a ser una cosa de la que tengo también que hacerme cargo en el futuro.
Ya que en su libro ¿Quién incendió la biblioteca? ha trabajado con el reconocido ilustrador Cecco Mariniello: ¿qué tan importantes son las ilustraciones en los libros para niños?
Son muy importantes. La mayor importancia de las ilustraciones en los libros para niños se ve en los libros para niños pequeños. Ahí, me atrevería a decir que las ilustraciones -hablamos de libros para niños que tengan tres, cuatro, cinco, seis, siete años- tienen más importancia que las palabras. Las palabras tienen que ser pocas, muy bien escogidas pero pocas, y las ilustraciones tienen que prevalecer. En cambio, ya cuando los niños son más grandes, la palabra se vuelve más importante. La contribución de la ilustración está, antes que todo, en ofrecer buena calidad, porque las ilustraciones en libros para niños tienen que ser no bonitas, sino maravillosas. De muy buena calidad, hechas por ilustradores que son también artistas. Eso primero. Y eso siempre, inclusive cuando el libro está dirigido a jóvenes. Segundo, tiene que intentar -por eso se necesitan artistas- no narrar lo que se encuentra al interior de la novela, la narración, sino tratar de ampliar lo que está contando la novela. Mostrar lo que el escritor no ha puesto dentro de sus palabras, el entorno, puede ser más amplio a veces. La ilustración va a ser como una narración que sigue el cuento, pero sin repetirlo. En eso se puede apreciar el artista más capaz. Y no es fácil.
Ahora que ha venido al Perú, ¿cómo ha visto la realidad de la literatura infantil peruana?
Tengo una idea más clara. Ha sido muy útil para mí el viaje. Aparte de estar feliz con la invitación por supuesto, ha sido una ocasión para conocer a los autores. En particular, vine con la idea de conocer mejor a los autores peruanos. Porque algo -por ejemplo- de los escritores argentinos se conoce en Italia porque se han traducido bastante, e inclusive se encuentran en editoriales españolas. Viajo de vez en cuando a España y puedo conseguir libros de autores argentinos. Me faltaban los peruanos. Y, hablando de lo que he conocido y leído, Jorge Eslava, Marita Troiano, Garrido Leca y Oscar Colchado me parece que están muy bien dentro de este mundo de la literatura juvenil contemporánea. Es decir, están concientes antes que todo -que es la cosa más importante- de escribir para niños. Están concientes que lo más importante es escribir cuentos bellos, una narración que sea atrapante, y nada, nada de moralejas.
En Argentina había una revista de literatura infantil llamada Cuatrogatos. ¿En Italia también existen revistas para niños?
Antes que todo la conozco. Cuatrogatos, la conozco porque hay varias revistas italianas que se ocupan de literatura infantil y juvenil, entre las cuales una de las más importantes se llama Andersen -¿el nombre justo, no?, para una revista que se ocupa de literatura para niños-, una revista mensual. Cada mes se ocupan de presentar revistas de todo el mundo, y una vez había un informe, una editorial sobre Cuatrogatos, así que fui a visitar el sitio web y descubrí un mundo muy interesante. Como servicio web, portales, Argentina tiene muchísimo. Inclusive muchas de las informaciones que he tenido sobre literatura peruana, antes de llegar, la tuve a través de portales argentinos. Y en Italia, por supuesto tenemos varias, hay una que se llama Pepe Verde –que sería Pimienta Verde-, hay otra que es Andersen, otra que se llama Ensayos de literatura juvenil. Ahora hay otras más pequeñas, pero lo mejor que tenemos en datos sobre literatura infantil y juvenil en Italia se llama Liber, que es un sitio curado (sic) por el Estado donde se puede -tiene también una revista en papel- consultar, no hay que pagar nada, está libre, y se encuentran todos los datos relativos al mercado editorial italiano, también todos los informes relativos a festivales, encuentros en bibliotecas y los eventos más importantes.
En Europa existen ferias internacionales de libros para niños, como la de Bologna (Italia). ¿El mercado literario infantil es tan grande en Europa, es tan grande la demanda?
Sí, es muy grande. Tal vez Italia sigue siendo hasta hoy un mercado menos vital que el resto de Europa, aparte de Portugal y Grecia, porque -por ejemplo- hace tiempo que España nos ha adelantado. Pero claro, si hacemos la confrontación con el Perú estamos más adelante, pero no logramos todavía salir de un porcentaje de lectores. Hay un mercado bien asentado, eso sí hay, y buenas inversiones: la prueba es que en los últimos siete, diez años han salido nuevas editoriales. Todos sabemos que nunca se va a formar una nueva editorial si no hay ganancia. Eso es una buena señal. En el resto de Europa las cosas van inclusive mejor, el mercado es muy rico, movido, interesante, y sobre todo tiene ingresos muy importantes.
Revisando títulos de libros para niños, he podido percatarme que el tema de las bibliotecas es muy utilizado por los autores de literatura infantil. María Fernanda Buhigas con Huelga en la biblioteca (1988), Ambrosio Borsani con Duelo en la biblioteca, Josteine Gaarder con La biblioteca mágica de Bibbi Bokken (2001), y usted, Anna Lavatelli con ¿Quién incendió la biblioteca?. Estos cuatro son sólo algunos ejemplos. ¿Por qué este énfasis con el tema “biblioteca” hacia los niños?
Porque la idea de fondo es hacerles descubrir lo mágico que es una biblioteca, y un cuento es la mejor forma para decirles que es un mundo realmente mágico, lleno de historias bellísimas. La misma biblioteca puede ser un edificio algo mágico en sí. Es el amor a los libros que hace que muchos escritores escriban cuentos sobre bibliotecarios y bibliotecas. Puede parecer al principio un tema que se agota muy rápido ¿no?, uno podría decir “voy a contar sobre una biblioteca”, y muy rápido se agotan los argumentos, las ideas: no, no es así. Fíjate que en Italia teníamos una colección -donde he publicado el libro ¿Quién incendió la biblioteca?- que solamente publicaba libros en torno a temas de bibliotecas, así que la obligación del escritor era escribir algo que tuviese al centro de su narración la biblioteca, y salieron un montón. La colección tuvo un gran éxito. Así que a veces lo que pasa es esto: hay bibliotecas que tratan de lanzar el fomento de la lectura, el amor al libro, y piensan que una buena herramienta puede ser un libro que presente el tema de la biblioteca en narrativa, en forma divertida, alegre, como un cuento cualquiera. Porque de ahí ellos pueden empezar el camino hacia el amor a los libros, es decir, preparar programas al interior de la biblioteca para que (los niños) aprendan a conocer tras los libros los varios argumentos que hay, y de ahí regresen a la biblioteca, que es lo que se quiere.
¿Alguno de los libros de Anna Lavatelli ya es material de lectura obligatoria en los colegios de Italia?
Suerte que no, ja, ja, ja, ja…
Ja, ja…
Suerte que no. Porque una de las cosas que yo siempre he rogado que no sucediera es justamente eso, que alguno de mis cuentos se volviera algo obligatorio. Y peor todavía que tuviese al final unas preguntitas de tarea.
“¿Qué comprendiste del cuento?”.
“¿Qué cosa quería enseñarte el autor?”, ay no, por favor, eso no. Lo que pasa es que en los colegios donde hay una biblioteca mis libros entran, pero a veces hago charlas con los profesores, las maestras, en las bibliotecas, en los mismos colegios y les digo: “no es posible pensar que en el fomento de la lectura solamente un libro pueda encontrar el favor de todos los chicos. Eso es imposible. Entonces, libro único, nunca”. Si tengo que enseñarles castellano, italiano, lo que sea, sí, un libro único necesito porque con éste voy a explicarle la gramática y todo lo que se necesita para hablar bien un idioma. Eso sí es imprescindible. Pero, si mi tarea, mi objetivo es el fomento de la lectura, entonces tenemos que operar de otra forma. Hay que hacer una pequeña biblioteca dentro del colegio o el aula donde los chicos están, presentar los libros de diferentes autores, o mis libros con diferentes títulos, para que cada uno de los niños pueda escoger el suyo. Es lo que hacemos nosotros que somos lectores. Un lector adulto formado, que ama la lectura ¿qué hace?: se forma su propia biblioteca. Entonces, es un tema eso, es muy importante lo que me preguntas. Y veo que las personas que están trabajando en ese tema lo han entendido muy bien. Quiero repetir la idea -y subrayar- que tenemos que separar las dos cosas: una es la enseñanza de un idioma, otra es encender el amor. Y el amor no se enciende con un libro único, no se enciende obligando a leer solamente una novela, y peor todavía obligando a hacer tareas. Tiene que ser una cosa libre. Tiene que empezar por el adulto que le lea algo en voz alta. El adulto, los padres de familia, maestros, profesores, tienen que mostrarse enamorados de la lectura, porque es así que funciona. De lo contrario, solamente le hacemos leer a fuerzas un cuento, le obligamos a dar respuestas, y al final, cuando el niño sale del colegio, ya no quiere leer porque el recuerdo de la lectura es solamente de tareas, trabajo.
De evaluación.
De evaluación. Tenemos que hacer lo contrario, dejarle buenos recuerdos de lectura.
¿Con qué obra de literatura infantil deberían empezar los padres a atraer a los niños al mundo de la lectura?
Es una pregunta difícil porque antes que todo habría que formar a los padres para que vayan a las bibliotecas, lleven a sus hijos a las bibliotecas, librerías, y no cometan el error más grave que se hace normalmente, que es leer a sus niños los libros que ellos soñaban cuando eran chicos, porque el mundo va cambiando. También la forma de narrar va cambiando y el libro que yo leía cuando tenía ocho, nueve años, ahora es un libro que puede ser interesante para jóvenes de doce, trece años, porque -por ejemplo, (el Nobel de Literatura de 1907, Rudyard) Kipling o (el escocés Robert Louis) Stevenson- son libros que nosotros leíamos de chicos, pero ahora lo leen los jóvenes porque la narración es con palabras antiguas, y antes hay que hacer etapas para llegar a esos libros. Entonces, lo bueno sería que los padres, profesores, se enteraran de lo que ofrece la literatura infantil de hoy, que lean y escojan, pero antes que lean lo que hay.
¿Cuál de las obras de Anna Lavatelli ha tenido mayor éxito entre los niños?
La obra que hasta ahora se ha vendido más y ha tenido inclusive éxito en el sentido de que ha sido muy apreciada por la crítica, se titula Todos para una, y la otra que está siguiendo el mismo éxito -salió hace muy poco, así que no ha tenido un éxito hasta ahora tan grande en términos de venta pero ya lo ha tenido en términos de crítica- se llama Bimbambel. Es un cuento para niños en que se habla de lo importante que es que un padre, una madre, se siente junto a su hijo y le cuente una historia. Es un cuento para niños pequeños, en el que un papá –he pensado en un padre, porque normalmente son las mamás. Hay que cambiar esa idea de que solamente mamá puede, también papá puede- le cuenta cuentos maravillosos a su hijo, y son las aventuras de su trabajo. Es un papá que viaja mucho alrededor del mundo, regresa a su casa y le cuenta lo que hace, pero no le cuenta lo real, le cuenta lo fantástico, y transforma su vida profesional en la de un héroe maravilloso que hace cosas increíbles, porque así pensamos que son nuestros padres: héroes, personas especiales.
¿Niños de qué edades son sus principales lectores?
Son muchachos de los ocho a los once. Por esa parte de los jóvenes escribí la mayoría de mis libros.
¿Por cuál de sus libros guarda un mayor afecto?
Todos los libros son como hijos, muy difícil escoger. A veces los niños me hacen la misma pregunta y les digo: es como si yo tuviera diez hijos y me preguntaran cuál es el que a mí más... Todos por supuesto. Pero hay uno que me parece ha sido más importante, se llama Cara de cerdo, es sobre el tema de lo que es la literatura juvenil: un niño hace una travesura y por su cuenta aprende que ha hecho una cosa mala, pero trata de solucionarla solo, sin ayuda de los adultos y con el concurso de la magia. Mejor dicho, él cree que es el concurso de la magia. En realidad, es el puro desarrollo de las cosas. Solamente que el niño confunde lo que le pasa por suerte con algo mágico. Y eso me salió muy bien (sonríe).
Qué bueno. Muchas gracias por la entrevista. Esperamos que venga en años venideros para que siga impartiendo lo que conoce, toda la trayectoria que tiene en el mundo de la literatura infantil, con los autores peruanos.
Claro. Mi esperanza ahora, la más grande que tengo es lograr algún libro mío traducido al castellano. Ese es mi reto. Espero que pase, porque con eso podría encontrar niños y leerle mis historias.
Muchas gracias.
A usted.
Nota: esta entrevista fue publicada en marzo de 2008 en la revista digital Sociedad Latina. Además, fue traducida al italiano y publicada en la página web de la escritora Anna Lavatelli, en la sección "Interviste, testi, conferenze...", bajo el título "Intervista in ocassione della Fiera del libro di Lima (2007)".
genial
ResponderEliminarcierto estuvo muy interesante
ResponderEliminarme llego al corazon va ser mi autora preferida
ResponderEliminarigualmente
Eliminarigualmente
EliminarLa señora Lavatelli es una de las mejores autoras infantiles del mundo. Basta leer su maravillosa obra "Los gatos no tienen siete vidas" (2005, en italiano. 2010, en español) para, inevitablemente, admirarla muchísimo. Tengo la fortuna de disfrutar de su hermosa amistad hasta hoy -nos comunicamos constantemente- y puedo asegurar que ella es una persona muy sencilla, encantadora y sensible. Como pocas.
ResponderEliminarme encanto su libro
ResponderEliminarlos gatos no tienem 7 vidas :)
me llego al corazon
ResponderEliminarla obra cara de chancho a que genero pertenece gracias
ResponderEliminarla obra cara de chancho a que genero pertenece gracias
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